Birdman, o La inesperada virtud de la ignorancia

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Birdman, o La inesperada virtud de la ignorancia

Hollywood está en plena temporada de premios y, con ello, la cartelera local comienza a poblarse de las películas que pelean por los codiciados galardones. Ahora es el turno de esta cinta dirigida por Alejandro González Iñárritu (Amores perros), que además de cosechar elogios de la prensa, ya acumula dos Globos de Oro (Mejor Actor y Mejor Guión). Ahora va por los Oscar, con  nueve nominaciones, incluyendo Mejor Película.

Casi como un verdadero examen de autoconciencia, con un humor a veces irónico y a ratos negro, la cinta rastrea la hoguera de egos y vanidades dentro del mundo del espectáculo. Esto, al centrarse en Riggan (un soberbio Michael Keaton), quien hace algunas décadas rompía récords de taquilla encarnando en la pantalla grande a Birdman, un plumífero superhéroe.

Con el tiempo, el éxito tuvo su costo: perdió prestigio y relevancia. Por eso, Riggan está decidido a jugar una última carta: estrenar en Broadway, con toda la pompa posible, un montaje teatral basado en un relato de Raymond Carver. Un ambicioso proyecto para recuperar el respeto perdido, con el riesgo de que si fracasa será su fin. Pero la figura de Birdman lo persigue, le habla, lo inseguriza, incluso a veces parece tener superpoderes.

Y tan ambicioso como Riggan, es el filme, que está rodado como si fuera sólo una larga toma, sin cortes.

Todo es una sorprendente puesta en escena que busca transmitir la tensión y la vitalidad de este ácido relato sobre la egolatría hollywoodense. El resultado es algo arrogante y denso, pero su sentido del riesgo la hace una cinta también muy valiosa.

Título original: Birdman
Dirección: Alejandro González Iñárritu
Actores: Michael Keaton, Edward Norton, Naomi Watts, Emma Stone
Calificación:  Todo espectador mayor de siete años.

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