Mirai: Mi Pequeña Hermana: La animación se une a la fantasía en una película imperdible

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Mirai: Mi Pequeña Hermana: La animación se une a la fantasía en una película imperdible

En Mirai: Mi Pequeña Hermana el realizador japonés Mamoru Hosoda presenta un largometraje de animación marcado por los lazos familiares y la fantasía.

En septiembre de 2016 llegó a las salas locales El Niño y la Bestia, permitiendo conocer en pantalla grande el trabajo de Mamoru Hosoda, uno de los más interesantes realizadores japoneses de las últimas décadas, conocido hasta ese momento entre los amantes de la animación nipona por películas como Summer Wars y Wolf Children.

En esa cinta, Hosoda presentaba la historia de un niño de nueve años llamado Ren, quien luego de la muerte de su madre y para evitar ser llevado por parientes que no conoce bien, escapa de su hogar y termina en un mundo paralelo habitado por bestias, bajo la crianza de un hombre-oso llamado Kumatetsu.

Tres años más tarde, una nueva realización animada con la firma de Hosoda llega a los cines chilenos, Mirai: Mi Pequeña Hermana, donde el protagonista vuelve a ser un niño, pero esta vez en etapa preescolar.

Su nombre es Kun, tiene cuatro años y está esperando el regreso de sus papá y mamá desde la clínica, después del nacimiento de su hermana.

Pero tras la alegría inicial viene la decepción, ya que el pequeño no comprende porqué toda la atención de sus padres está ahora enfocada en la recién nacida que más tarde será bautizada Mirai.

En medio de una de sus tantas rabietas por falta de atención, Kun llega al patio de su casa y el lugar se transforma mágicamente en un espacio donde la fantasía convive con la realidad.

Aquí no solo tiene la oportunidad de conocer a la versión humana del perro de la casa —quien fue el primero en sentirse desplazado con la llegada del propio niño—, sino que también a una Mirai del futuro —que todavía no puede ser de su agrado— y a su tatarabuelo, un amante de las motos que fue herido en el periodo de guerra.

Candidata al Oscar

Hosoda explora lúdicamente en la mente de un niño y también en las relaciones familiares, ofreciendo un relato que mezcla de la mejor forma el humor, la calidez y la fantasía con su talento en la animación.

Características que con seguridad deben haber sido claves al momento de que la cinta fuera elegida por la Academia de Hollywood para postular en la categoría de Mejor Película Animada, en la pasada entrega del Oscar.

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