Hay varias razones por las que la novela Mañana tendremos otros nombres podría llegar a convertirse en uno de esos libros que no podrás soltar por las noches.

Primero, porque ganó el Premio Alfaguara 2019, porque según el presidente del jurado,  Juan José Milla, la calidad de su escritura transformó a una novela que podría haber sido “una más sobre el tema”, en una historia llena de otras lecturas.

También, porque da cuenta de cómo toda una generación -la de los “cuarenta y tantos”- concibe el amor y su vínculo con él, a partir de su relación con las nuevas tecnologías, que han transformado la manera en que nos relacionamos con los otros.

Y ahí están los temas de siempre que generan inmediata identificación como, por ejemplo, el cómo se instala la costumbre entre las parejas y el miedo a terminar esas relaciones para no estar solos.

Por eso, el autor toma a una pareja de una arquitecta y un escritor que llevan tiempo juntos, para hablar sobre el hastío y el acostumbramiento, y la sigue a ella en una nueva etapa en la que experimentará con todo lo que es el amor en los tiempos de Tinder. 

Eso que pasa después de terminar

Es la mujer la que deja el departamento que compartían y la que parte desde cero en el nuevo mundo de las citas, uno que cambiado mucho desde que ella estaba disponible.

Porque las lógicas redundan en las nuevas aplicaciones para conocer a otras personas, los encuentros virtuales, el flirteo a través de mensajes instantáneos y el fichaje o descarte de individuos con sólo mover un dedo.

Pero Mañana tendremos otros nombres es también un libro que reflexiona sobre el cómo volver a reconstruirse después de una ruptura.

Como por ejemplo, de los “detalles” que se dejaron pasar al principio de la relación, de las veces en que la pareja piensa que lo mejor es esforzarse y volver, y de cómo finalmente se siguen caminos tan distintos a los esperados, teniendo en cuenta que “había tanto en común”.

*Esta novela que tanto promete la puedes encontrar en Tobalaba Mil Qué Leo, donde quien escribe, Anita Barra, es la librera.