5 datos por Consuelo Saavedra

5 datos por Consuelo Saavedra

Por Loreto Aravena

La periodista de TVN volvió hace pocos días a 24 Horas Central, a conducir el noticiario junto a Matías del Río. Tiene buenos datos, desde los más aplicados hasta los más placenteros.

—Cómo mantenerse informada todo el día. 
—“Me gusta mucho Quarz, una app de noticias que simula un chat y te va haciendo recomendaciones de noticias que a ti te interesan. Usa gifs muy divertidos. Es inteligente en su diseño y con mucho humor. El único detalle es que, por el momento, sólo está en inglés”.

—Ahora que están de moda los podcast, ¿alguno adictivo? 
—“Por lejos, Shit town -“pueblo de mierda”-, de la radio pública de EE.UU. Es una serie documental para radio sobre un relojero que denuncia un asesinato en Alabama. Lo genial es que trata menos sobre el crimen que sobre la vida en ese EE.UU. rural que poco conocemos. Un podcast simplemente precioso y sorprendente (en stownpodcast.org). También me encantan las crónicas radiales de relatonacional.com, donde la periodista Nancy Castillo y su equipo cuentan historias de personas comunes que emocionan en su sencillez y profundidad”.

—¿En qué documental vale la pena detenerse? 
—“La sección Op-Docs del New York Times es un lujo. En 10 minutos te transporta a mundos mínimos, pero que te abren la cabeza. Están hechos con delicadeza y precisión por realizadores de todo el mundo, incluso por chilenos como Marialy Rivas. También del NYT, la sección de videos en 360 grados para sentirse dentro de las noticias”.

—¿Cómo sacarle el jugo a esta ciudad? 
—“Cachureando en las paqueterías de la calle Rosas, recorriendo galerías antiguas del centro, quedándose pegada viendo a los jugadores de ajedrez en la Plaza de Armas y sentándose a almorzar en el restaurante La Concesión, del antiguo Sportsmen Club (Estado 215, piso 12). Se come como los dioses y tiene una gran vista”.

—¿De qué lugar del mundo no habrías salido jamás?
—“De Punta Allen, al sur de Tulum, en México. Está en una reserva de la biosfera y es el paraíso. No hay nada, salvo un par de residenciales, mar celeste, palmeras, tortugas de mar, delfines y uno que otro mochilero. Para llegar hay que aguantar un camino de tierra que destruye la espalda por dos horas, pero vale la pena”.

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