Una nueva forma de andar en bicicleta

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Una nueva forma de andar en bicicleta

Ya no son sólo para transportarse, sino un pretexto para pertenecer a grupos, juntarse con pares en cafés especializados y para armar paseos a talleres donde las personalizan. Ahora, andar en bici es un panorama más completo.

Además de servir para el transporte personal, la bicicleta se convirtió en una compañera de vida, una a la que se trata como reina, para mantenerla fiel al lado.

Eso explica la aparición de cafés que incluyen talleres de reparación exprés y de cafeterías que sirven de vitrina para accesorios y vivir una experiencia de compra. Eso, sin contar los puntos gastronómicos habilitados con biciestacionamientos a un costado de la mesa.

Los panoramas asociados a la bicicleta han convertido a esta forma de desplazarse en una manera diferente de vivir los espacios de ocio. Andar en dos ruedas ya no es sólo para ocupar ciclovías para dirigirse al trabajo o la casa de un amigo, sino un paseo que se organiza a talleres que le cambian el look al marco o a tiendas que ayudan a personalizarla con diferentes accesorios.

Eso, sin contar que son la excusa perfecta para conocer gente, para armar grupos y organizar reuniones sociales. Eso, aparte de los eventos en los que se puede participar todo el año y cuyo foco está en las dos ruedas. Como las juntas de Recicleta, una organización que rescata bicis y que se reúne en plazas para regalarlas. Hasta allá llegan expertos a enseñar a los principiantes a reconocer las partes de la bicicleta y cómo poner el sillín para cansarse menos o cómo reparar pinchazos y ajuste de frenos.

“Enchular” la bici
Tal como para los fanáticos de los autos es un panorama salir a buscar elementos que personalicen su modelo, para ciclistas lo es visitar talleres, especialmente esos donde pasan horas escogiendo accesorios o se sientan en un café a esperar que les revisen los frenos, les inflen las ruedas o les engrasen la cadena. Incluso, ahora se han sumado espacios donde artistas plasman pinturas sobre los marcos. Es el caso de Bicis.cl, en La Florida, un taller que partió fabricando prototipos a la medida, pero que ahora tiene a David personalizando bicicletas con sus obras de arte. El precio depende de la dificultad del dibujo, pero va desde los $ 60.000 hacia arriba.
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Para darle estilo a su modelo, están también las tiendas con accesorios, como Mi Bicio, en barrio Italia, donde venden desde puños de diferentes colores hasta llantas, cadenas, manubrios y sillines de tonos muy llamativos. Otra opción es Bici Emporio, conocido por su local en Pedro Lautaro Ferrer y transformado, desde febrero, en una tienda online. Su idea es vender accesorios -como canastos de mimbre, cascos de “bola ocho”, bocinas e incluso stickers- y regalos para ciclistas, como poleras y tazones temáticos.

Un break con la bici
Los cafés de ciclistas para ciclistas nacieron en ciudades como Berlín y Lisboa. Acá en Santiago está el Cicle Villa, ex Sucucho, que es un taller y restaurante a la vez. Mientras reparan su vehículo puede tomar un helado -de mango, maracuyá o avellanas- o comer un sándwich en pan baguette con recetas clásicas y veganas que se acompañan bien con jugos naturales o las bebidas para deportistas.

Valdivia no se queda atrás. En el Café Ciclé, cada mesa del amplio local tiene su estacionamiento al costado para no correr el riesgo de que roben la bicicleta. Ahí es rico tomar un Ciclelate ice ($ 1.500), preparado con café orgánico Marley, hielo frappé, leche y malvaviscos.
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Y así como hay descuentos para entrar a ferias de diseño o recitales por andar en dos ruedas, también hay locales como el Café La Bicicleta, que hace rebajas de un 10%. Lo de ellos es la comida chilena, como pastel de choclo, humitas o porotos, más un jugo y café ($ 4.990). Varios hacen un alto en Av. Pocuro para pasar por un jugo natural ($ 2.000), que en esta época son de melón, naranja o frutilla jengibre. Por eso, o a leer un libro.F

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