Circus of Books, la “librería” que encendió a la comunidad gay de Los Angeles

Circus of Books, la “librería” que encendió a la comunidad gay de Los Angeles
Circus of Books | Netflix

La historia de una librería de Los Angeles que distribuía porno gay y la de sus dueños, un amable matrimonio, se cuenta en este nuevo y emotivo documental.

Durante 35 años, en Los Angeles, Estados Unidos, funcionó Circus of Books, una librería pequeña, de barrio, atendida por sus dueños.

La frecuentaba, sobre todo, la comunidad gay de la ciudad, que llegaba ahí a hojear libros sobre homosexualidad y diversidad sexual.

Aunque para ser honestos, lo que más se vendía ahí era lo que estaba detrás de una puerta a la que solo podían entrar los mayores de 18 años. ¿Qué se guardaba con tanto recelo? Porno gay de lo más variado, desde revistas hasta VHS, los formatos más populares en la era preinternet.

Tan bien le iba a esta “librería”, que con los años se transformó un el mayor distribuidor de este tipo de material en los Estados Unidos.

Ahora su historia se rescata en Circus of Books, documental de Netflix que se estrenó esta semana. Aunque es más bien el relato de la vida de sus dueños, Karen y Barry Mason, un matrimonio amable y gentil.

Se conocieron en su juventud, cuando ella era una periodista de investigación, parte de una familia judía ultra conservadora, y él un sonriente genio loco del cine, que hasta trabajo en los efectos especiales de clásicos como 2001: Odisea del espacio.

Fue buscando una oportunidad de negocio que se hicieron cargo de esta lugar, que con los años se convirtió en una especie de refugio para la comunidad gay y en parte importante de la vida de este matrimonio.

La intimidad de Circus of Books

La realizadora detrás de Circus of Books es la hija de Karen y Barry, Rachel Mason, quien junto al productor Ryan Murphy, creador de series premiadas como Glee y Pose, decidió contar esta historia aparentemente menor.

Para eso rescató antiguos videos caseros familiares y entrevistó a personas que se relacionaron con la tienda, desde clientes hasta empleados, además de personalidades, como la estrella del porno vintage Jeffe Stryker y la drag queen Alaska Tunderfuck, quien trabajó en la librería y luego se hizo conocida en el reality de Ru Paul.

Incluso habla Larry Flint, legendario magnate del porno, creador de la revista Hustler y férreo defensor de la libertad de expresión y la industria pornográfica, con conocidas batallas legales contra el lobby conservador.

Por supuesto que Rachel también entrevista a sus padres y también a sus hermanos, quienes durante años desconocieron el real negocio de la familia.

Tampoco sabían sus familiares y amigos, porque la pareja era, sopresivamente, muy conservadora, sobre todo Karen, que creció con una educación en la que homosexualidad era delito. Por eso le afectó tanto cuando su hijo menor salió del closet.

Y es con esas contradicciones y conflictos familiares que el documental va revelando sus diversas capas, como si fuera una cebolla, y que hacen que la historia de una tienda de pornografía se transforme en realidad en una conmovedora lección sobre la aceptación y el amor hacia la diversidad.

Un registro de tono casero, íntimo y tremendamente emotivo, que pasa a engrosar la lista de los títulos LGBTIQ+ que hay que ver en Netflix.

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