Atlantique: La desgarradora historia de amor frustrado por el océano Atlántico
Esta cinta senegalesa que acaba de estrenar Netflix es un imperdible. ¿Una de las razones? Ganó el Gran Premio del Jurado en el Festival de cannes 2019.
La directora y actriz de origen senegalés, pero nacida en Francia, Mati Diop, se convirtió en la primera mujer negra en competir en la principal sección de Cannes. Y la ganó. Sí, porque su película Atlantique, obtuvo el Gran Premio del Jurado este 2019.
Ahora podrás ver esta cinta de una hora 40 minutos en Netflix, porque la plataforma acaba de estrenarla, para deleite del público que se conmoverá con una historia de amor fracturado por la pobreza, la estafa, el maltrato y los sueños de encontrar algo mejor en otro país.
Así es como las imágenes -con una bella fotografía- gira en un suburbio de Dakar, la capital de Senegal, donde se está construyendo una torre futurista.
No obstante los trabajadores prefieren subirse a un bote e intentar cruzar el océano Atlántico, para buscar nuevas posibilidades en España, luego que el contratista se negara a pagarles el sueldo de tres meses.
En su país dejan a sus familias y parejas. Una de ellas es la relación que tiene Souleimane (interpretado por Ibrahima Traore) con Ada (Mama Sane), una joven de 17 años que fue comprometida con un adinerado vecino por quien no siente siquiera simpatía.
Ellos se aman, pero les es muy difícil estar juntos, más cuando ya se acordó el matrimonio de ella, y cuando el trabajador de la construcción prefiere embarcarse. Sin embargo, el mar los separará para siempre, pero no sin antes darles la oportunidad de un onírico reencuentro.
¿Por qué ver Atlantique?
Una de las razón para verla es porque se centra en la migración ilegal desde el mismo país desde donde emigran, en este caso Senegal, y no en lo que ocurre en Europa, cuando llegan si es que logran recalar y el mar no los traiciona.
La situación anterior, desemboca en la desesperanza con que dejan a los seres queridos. La preocupación de las madres y la frustración de las parejas, de las que ni siquiera se despiden, para no hacerlo más doloroso.
Además, tiene un fuerte componente feminista, porque muestra la liberación de una mujer ante un matrimonio arreglado a sus espaldas.
La última y gran razón: en la mitad del filme aparece un componente fantasmagórico que lo hace aún más alucinante y, por qué no, delirante.
Un dato más a la causa, la cinta está inspirada en el corto documental del mismo nombre, que la directora realizó en el año 2009. Sin duda, un imperdible.
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