El Camino, Una Película de Breaking Bad: Final justo para Jesse Pinkman
Considerada una serie de culto, Breaking Bad tuvo un final perfecto. Pero tras seis años, sus creadores, liderados por Vince Gilligan, decidieron contarnos qué pasó después en la película de Netflix, El Camino.
Si no viste Breaking Bad, te recomendamos que te pongas de inmediato al día o entenderás bien poco los flashbacks, situaciones y personajes que evocan su secuela, la película El Camino. En Netflix están disponibles todas las temporadas de esa exitosa serie.
Como ya se había adelantado en su trailer, en esta cinta —dirigida por Vince Gilligan— seremos testigos del deambular de Jesse Pinkman (Aaron Paul) tras ser liberado de su cautiverio. Si bien su libertad ya es un final feliz y redondo, en donde esta especie de héroe urbano logra vencer a sus enemigos, las secuelas que presenta tras lo ocurrido confirman que aún no todo está resuelto.
Él sigue siendo un torbellino de emociones, pero esta vez se presenta algo más maduro de lo que ya lo conocemos. Como protagonista único de la película, su personalidad y acciones ya no son manipuladas por su mentor, Walter White (Bryan Cranston). Se podría decir que es el personaje en su estado más intimo, reflexivo y empoderado.
Una nueva aventura
Si bien en el filme se usa bastante el recurso del flashback, todos los personajes y situaciones que se evocan son justos y necesarios para que el protagonista logre equilibrio mental si quiere escapar de Albuquerque. ¿El destino? Uno muy frío y alejado del pasado que lo atormenta.
Su libertad física no fue argumento suficiente para cerrar la historia; su redención queda completa en esta película cuando él vence a sus enemigos internos.
La interacción con otros personajes que tuvieron relevancia en algún momento de la serie, tal como la que hay con Skinny Pete (Charles Baker), ata cabos sueltos, pero también son despedidas y cierres necesarios para que él logre armonía. Y bueno, también dinero, porque una nueva vida no será gratis.
¿Final? Quizás suene a un final finalísimo, pero es un nuevo comienzo, algo ambiguo, tal vez por las situaciones de humor que son propias del guión de Breaking Bad. Esta especie de borrón y cuenta nueva no es tal, porque para lograr esos objetivos tendrá que recurrir al pasado que tanto intenta dejar atrás.
¿Logra continuidad?
Si bien el paso de los años es muy notorio en algunos personajes, como Todd Alquist (Jesse Plemons), son errores que se perdonan, porque la calidad del guión de esta secuela es superior. Además es algo estético, en donde el nivel de Breaking Bad está mas allá de las críticas de ese estilo.
Look and feel tal como en la serie, con algunas innovaciones audiovisuales propias de una industria que se va modernizando.
La continuidad se establece en la trama y en el merecido reconocimiento a Pinkman, puesto que en su predecesora este personaje aportó humanidad y pasión, pero siempre estuvo bajo la sombra de White. Una evolución natural en la lógica maestro-aprendiz y la continuación de un legado criminal.
Explosiones y mucha acción no faltan, por lo que es una película que respeta y acepta en su totalidad a la serie que le dio origen.
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