En 2017, la idea de Roberto Aguirre-Sacasa era que El mundo oculto de Sabrina se estrenara a la par de su otra creación televisiva, Riverdale, para que las series se complementaran al venir de la misma fuente: los cómics de Archie y sus amigos.

Sin embargo, su historia se escribió diferente y el espacio sobre la bruja adolescente debutó un año después y en el streaming, a través de Netflix. Así, desde octubre de 2018 sus suscriptores tuvieron acceso a los 10 primeros episodios de su temporada número uno.

Desde ese momento ante sus ojos se abrió un oscuro y a la vez cautivante mundo ambientado en el poblado de Greendale, donde la gente común vive, sin que lo sepa, junto a brujas y hechiceros. Y al que público accedió en plena celebración de Halloween.

Una fecha precisa para otro festejo: el cumpleaños 16 de Sabrina Spellman (Kiernan Shipka), quien la conmemoró en compañía de su novio Harvey (Ross Lynch), sus amigas, sus tías Hilda (Lucy Davis) y Zelda (Miranda Otto), y su primo Ambrose (Chance Perdomo).

Aunque no todos ellos estaban invitados a otra fiesta que se realizará esa misma noche, con Sabrina como protagonista: su bautismo oscuro; cuando oficialmente ella pasaría a ser parte de la Iglesia de la Noche y confirmaría su lealtad al Señor Oscuro o Satanás.

Aventuras entre el bien y el mal

Pero Sabrina no quiso dejar su lado “normal” -por ser mitad bruja y mitad humana- y se negó al bautismo. Una fuerza de carácter que no solo la hizo enfrentar al Padre Blackwood (Richard Coyle), sino que a muchos otros enemigos y desafíos a lo largo de la serie.

Una sucesión de hechos, personajes y cambios que se fueron sumando a través de sus dos extensas temporadas. Es así como Sabrina terminó con su común novio y se enamoró del brujo Nicholas (Gavin Leatherwood), y descubrió que también era hija del demonio.

Mientras su ex, Harvey, se enamoró de su amiga Roz (Jaz Sinclair) -que además es vidente-; su otra mejor amiga abrazó su verdadera identidad como Theo (Lachlan Watson), su tía Zelda se casó y separó de Blackwood, e Hilda encontró el verdadero amor.

Sin dejar de hablar de Ambrose y su paso de hechicero a cazarrecompensas junto a Prudence (Tati Gabrielle), o cuando Satanás quiso vengarse del aquelarre y los paganos amenazaron a los habitantes de Greendale. Todo bajo la silente mirada del gato Salem.

Pero hoy, tras 28 episodios, El mundo oculto de Sabrina comienza a decir adiós con la llegada a Netflix de los ocho episodios que componen su parte final. Una cuarta entrega que se inicia inmediatamente después de que Sabrina derrotara a los paganos.

El desafío de los horrores arcanos

Sin embargo, como los seguidores del espacio ya lo saben, ahora no hay una sola Sabrina, sino que dos. Sabrina Morningstar aceptando su lugar como hija del demonio en el infierno, y Sabrina Spellman disfrutando de su adolescencia, sus amigos y familia en Greendale.

Pero el peligro vuelve a hacerse presente a través de Blackwood y sus planes, quien ahora ha convocado a los ocho horrores arcanos, siendo el primero en manifestarse La Oscuridad, que busca cubrir con desesperación y caos la ciudad, y luego al mundo.

Aunque ese no será el único horror en materializarse, ya que luego vendrán amenazas como El No Invitado, El Extraño y La Perversidad. Nombres que representan solo parte de la malignidad que cada uno representa y a los que la joven bruja deberá hacer frente.

Una misión donde no estará sola, ya que a su lado se encontrarán sus amigos, familiares y el aquelarre de Greendale. En “batallas” que le confieren a los capítulos finales de la serie un ritmo imparable, que se agradece después de emisiones anteriores algo pausadas.

Y lo mejor: que personajes como Hilda, Zelda y Ambrose recobran la relevancia que poseían en la parte inicial y que fue esencial en el oscuro y gótico encanto de El mundo oculto de Sabrina de hace dos años. Con lo que la serie dice adiós de la mejor manera.

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