En febrero pasado llegó a las salas de cine del mundo La maldición renace, película con la que Hollywood anotaba su cuarta contribución a Ju-On, la famosa saga de terror japonesa. Ahora Netflix se suma a su escalofriante universo con la serie Ju-On: orígenes.

Una apuesta por el terror realizada en Japón y dirigida por Sho Miyake, que tiene dos ejes clave en el desarrollo de sus seis episodios: una sombría casa de un barrio residencial de Tokio y la presencia de Yasuo Odajima (Yoshiyoshi Arakawa).

Este último es un investigador de lo paranormal que al inicio de su primer capítulo es contactado por Haruka Honjo (Yuina Kuroshima), una novata actriz de televisión que escuchó unos extraños pasos durante la noche en su departamento.

Asustada por lo que vivió, acude a Odajima por ayuda. Pero lo que ella ignora es que su experiencia paranormal se relaciona con su novio, Tamotsu Kosaka (Ryushin Tei), quien vinculó su existencia con lo desconocido, luego de visitar la mencionada casa.

Algo que también le sucede a Kiyomi Kawai (Ririka), una joven que hace poco llegó a su nueva secundaria. Sin presentir el peligro, acepta acompañar a dos de sus nuevas compañeras a ese mismo lugar, donde la ataca un amigo de ellas.

Así se van añadiendo nombres a la extensa lista de personas que visitan esa propiedad e irremediablemente se ligan a su trágica historia de muertes y desapariciones; que tendrían su punto de partida en los años 50, cuando una embarazada murió entre sus paredes.

Una violenta adición a la saga

De esta manera, el espectador se involucra en una aventura donde el terror se suma a altas dosis de violencia, con la mujer y los niños como sus principales víctimas. Algo que era parte de la saga original que creó Takashi Shimizu en los 90, pero acá se ve multiplicada.

Por que si bien en las 13 cintas que ya son parte de su mundo, los espectros -con los de Kayako y Toshio como los principales- y sus apariciones eran el ingrediente esencial, en Ju-On: Orígenes son los vivos y sus violentas acciones los que generan la tensión y el conflicto.

A lo que se añaden otros personajes y subtramas que se van desarrollando a lo largo de diferentes épocas -entre los años 50 y los 90-, y escenas que se emparentan con el gore más sangriento, que no son aptas para menores ni todo tipo de público.

Últimos detalles que puede incomodar a algunos en un principio, pero que no evitan que lentamente los fanáticos de este estremecedor género se enganchen con la nueva serie con el sello de Netflix, que revive una de las sagas de terror más famosas de los últimos años.

Sin dejar de lado el importante hecho de que sus seis capítulos -de casi media hora cada uno- estén tan ligados, que la mejor forma de verlos sea en conjunto. Como una extensa película con intermedios, especial para los amantes de las maratones.

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