Jugando con fuego: el reality de Netflix donde el sexo y los besos están prohibidos
Netflix se enciende con Jugando con fuego, un reality en el que un grupo de solteros evita caer en la tentación del sexo para llevarse el premio. Ocho episodios en que la temperatura sube peligrosamente.
Justo en plena época de coronavirus, Jugando con fuego llegó a Netflix para subir la temperatura. Y no precisamente la de los televidentes, sino la de los participantes de este reality.
Se trata de un grupo de solteros, todos jóvenes y elegidos con pinzas, teniendo en cuenta sus atributos físicos.
Eso, porque cada uno cumple con los estereotipos de belleza que hoy predominan en la sociedad. Ellas son delgadas y guapas, mientras que ellos tienen cuerpos musculosos y bronceados.
Un ramillete que incluye a una irlandesa que vive de fiesta, un inglés que apenas entra al bar se saca la polera y una chica de Florida que no sabe dónde se ubica a Australia. Ese es el perfil de los participantes.
Siguiendo el cliché, la producción los lleva a convivir a un lugar paradisíaco: una playa de ensueño rodeada de palmeras, el entorno perfecto para que surja el amor.
De hecho, apenas ponen un pie en el lugar comienzan las miradas y los coqueteos, y escogen a quien conquistar, como si fueran presas de cazas.
Pero la fiesta se les comienza a aguar tras los anuncios que les hace Lana, la anfitriona de Jugando con fuego, que es en realidad un aparato eléctrico parlante con forma de cono.
La primera noticia que les da es que el ganador se llevará US$ 100.000. La segunda es que si alguien se besa, tiene sexo o se masturba, ese monto empieza a bajar considerablemente.
Un verdadero balde de agua fría para estos jovenes, que pensaben que iban precisamente a eso: a tener sexo como si se acabara el mundo. “Es como si perdiera a mi madre”, se lamenta una chica tras conocer las reglas.
Netflix se enciende
Con esa premisa transcurren los ocho episodios que tiene la primera temporada de este reality original de Netflix.
Y esas reglas son las que marcan los días en la playa. Y es que para los participantes, acostumbrados al touch and go, que los prohiban el sexo es toda una tragedia.
La idea del programa que los participantes establezcan vínculos emocionales, algo que ellos desconocen. De hecho, unos de los hombre confiesa que para él una relacion a largo plazo es una que dura a los más cuatro semanas.
Por eso cumplir el objetivo se hace díficil, más todavía cuando todo lo que hablan es en torno al sexo, mientras la temperatura sube peligrosamente y el dinero del premio se desvanece.
Y como todo buen reality que se precie de tal, Jugando con fuego tiene un buen casting, con los personajes precisos para estos juegos de seducción y entre quienes hay, por supuesto, un par de bellas villanas.
Un programa liviano y olvidable, pero sumamente adictivo. Tanto, que no podrás dejar de apretar el botón “ver siguiente episodio”.
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