La excavación: la nueva película original de Netflix se mueve entre las emociones y la historia
Carey Mulligan y Ralph Fiennes encabezan el elenco de la cinta que revive uno de los hallazgos arqueológicos más importantes de Inglaterra.
En el cine, la arqueología se ha relacionado con aventureros como Indiana Jones y Lara Croft. Una mirada algo idealizada de una profesión más bien calmada y de búsqueda, tanto in situ como en archivos, que se refleja de forma más fehaciente en La excavación.
Realización que debuta como película original de Netflix y que, bajo la dirección de Simon Stone, lleva a la pantalla la novela The dig, donde John Preston revivió las excavaciones en Sutton Hoo de 1939, mezclando lo histórico con algo de ficción literaria.
Una cinta que se inicia con el consabido aviso de “basada en una historia real” y que lleva al espectador hasta el británico condado de Suffolk de finales de los años 30, cuando un hombre algo mayor se dirige con su bicicleta hasta una gran casa en medio de la campiña.
Su nombre es Basil Brown (Ralph Fiennes) y llegó para hablar con la dueña del lugar, la viuda Edith Pretty (Carey Mulligan), sobre un trabajo como excavador arqueológico en su propiedad en Sutton Hoo. Una labor que en un inicio no acepta por el dinero que le ofrece.
Sin embargo, una nueva oferta y la posibilidad de un importante hallazgo, hacen cambiar de idea a Brown y se muda junto al chofer y la cocinera de la Sra. Pretty, en la antigua cochera, dejando de lado un trabajo con el Museo de Ipswich en las ruinas de una villa romana.
Importantes revelaciones
Una vez establecido, Brown, quien aprendió su oficio de su padre y su abuelo, se dirige con su nueva patrona hasta los túmulos, o montículos de tierra, que existen en sus terrenos y que podrían esconder tumbas vikingas o quizás algo todavía más antiguo.
Tras algunas dudas y un accidente, Brown se decide por el túmulo que le había sugerido la Sra. Pretty, y junto a dos empleados del lugar, Jacob (Joe Hurst) y Spooner (James Dryden), y bajo la atenta mirada del pequeño Robert (Archie Barnes), inicia la búsqueda.
Al poco tiempo una gran revelación surge de la tierra: los restos de una embarcación que podría esconder una arcaica tumba. Ante esto se necesita más ayuda, por lo que Edith llama a su primo Rory (Johnny Flynn), un fotógrafo que acaba de alistarse en la Fuerza Aérea.
Pero el descubrimiento de Brown pronto llega a oídos de su antiguo jefe en el Museo de Ipswich y éste contacta al Museo Británico, cuyo máximo arqueólogo, Charles Phillips (Ken Stott), arriba decidido a asumir el mando del sondeo junto a sus especialistas.
Después de la negativa inicial de la Sra. Pretty, Phillips se instala junto a un grupo que también incluye al matrimonio conformado por Stuart y Margareth, o Peggy, Piggot (Ben Chaplin y Lily James), arqueólogos que dejaron de lado sus vacaciones ante el hallazgo.
Una labor extraña y demasiado atemporal ante la situación bélica que comienza a ensombrecer a Europa, y que llevará en pocos días al Imperio británico a declararle la guerra a la Alemania nazi, después de que ésta invadiera Polonia.
Una mezcla de ficción y realidad
Así, con los vientos de guerra soplando literalmente sobre sus cabezas, el heterogéneo grupo continúa con una labor que se convertiría en el descubrimiento más importante de la arqueología británica del siglo XX, donde parte de la cultura anglosajona habló desde el pasado.
Sin embargo, La excavación, tanto la novela de Preston -quien es sobrino de la verdadera Peggy Piggot- como su versión fílmica va más allá del mero hallazgo e indaga en las relaciones personales de quienes estuvieron involucrados, en una mezcla de ficción y realidad.
Es así como el público es testigo de la sutil atracción, tal vez simplemente intelectual, que surge entre Edith y Brown, quien además establece una fuerte conexión con el hijo de ella, Robert, un despierto niño que admira al “excavador” y su conocimiento sobre astronomía.
Y también del relato paralelo centrado en Peggy y Stuart, donde ella se va dando cuenta que su matrimonio está más cercano a una sociedad profesional que a una relación romántica. Por lo que no es extraño que llame su atención la presencia de Rory.
El complemento -donde además se hace presente una grave enfermedad para uno de sus protagonistas-, de un relato que lentamente, pero sin hacer perder el interés por parte del espectador, va dibujando una historia anclada en las emociones.
Tanto en aquellas relacionadas con los sentimientos, como también las que se ligan con los triunfos profesionales. Las que convierten a La excavación en una película emotiva y para todo espectador, que mira al pasado de manera simple y cautivante.
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