La Lavandería: Más que una película, un grito de alerta contra la evasión fiscal y la corrupción

La Lavandería: Más que una película, un grito de alerta contra la evasión fiscal y la corrupción
La Lavandería | Netflix

La Lavandería es un filme de Netflix, dirigido por Steven Soderbergh y estelarizado por Meryl Streep, sobre el escándalo de los Panama Papers. Cinta que no esconde una posición clara contra la corrupción de empresarios y poderosos.

¿Se acuerdan del escándalo de los Panama Papers? Es ese que reveló hace unos años cómo millonarios, poderosos y celebridades de todo el mundo evadían impuestos y lavaban dinero a través de sociedades offshore con sede en paraísos fiscales. La película La Lavandería llega a Netflix a explicar cómo funciona ese enjambre leguleyo que hasta hoy escandaliza.

La Lavandería | Netflix

A través de un relato cínico e irónico, dos abogados, interpretados por Gary Oldman y Antonio Banderas, van mostrando los secretos que hay detrás de esas empresas de papel y de cómo gente común y corriente es víctima de ese engranaje lleno de codicia.

Una de esas historias es la de Ellen (Meryl Streep), una abuela que pierde a su esposo (James Cromwell) en un accidente a bordo de un bote turístico. Cuando quiere cobrar las pólizas de seguro que deberían ir en su beneficio, se da cuenta de que éstas fueron compradas por una de esas compañías y que nunca obtendrá lo que le corresponde.

Basado en el libro de no ficción Secrecy World: Inside the Panama Papers Investigation of Illicit Money Networks and the Global Elite, el filme no es sólo arte (uno bien teatral, en el que incluso se rompe la cuarta pared, esa que separara al público de los personajes), sino que también tiene un objetivo político, al denunciar a las élites que aprovechan subterfugios para enriquecerse de una forma, si no ilegal, poco ética.

Cine y un poco de activismo

La Lavandería | Netflix

El director Steven Soderbergh (Sexo, Mentiras y Video, Traffic, La Gran Estafa) no esconde su manifiesto. Tampoco lo hace la protagonista, Meryl Streep, en una cinta que alerta que si no se pone fin a este tipo de prácticas y a la opacidad en el financiamiento de la política, todo puede terminar muy mal.

Hablan del caso estadounidense, pero bien sabemos que el problema es universal.

No se tratará de una cinta brillante, pero al menos consigue explicar de manera medianamente clara y entretenida cómo funciona ese submundo financiero/legal. El humor —negro y sarcástico, por cierto— que le imprime el director hace tolerar de mejor manera la aridez de un tema que a muchos exaspera y contagia rabia.

Ojo con las breves apariciones de estrellas, como Sharon Stone y David Schwimmer, que, suponemos, están ahí más que nada porque apoyan lo que el filme denuncia.

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