10 clásicos animados imperdibles del catálogo de Disney+
Desde Blancanieves hasta Frozen, pasando por El Rey León, Dumbo y Alicia en el País de las Maravillas, son parte del catálogo de clásicos del cine de animación que trae el nuevo servicio de streaming Disney+.
Desde sus inicios con su estudio, Walt Disney abrió caminos y marcó pautas en el mundo de la animación, convirtiendo su empresa en un imperio de la entretención y a sus largometrajes en piezas imborrables de la infancia de distintas generaciones.
Las mismas que ahora están disponibles para disfrutarlas una y otra vez en su nueva plataforma de streaming, que se acaba de estrenar en Latinoamérica y Chile.
Para ir descubriendo su catálogo, elegimos las películas Disney imperdibles de su universo de dibujos animados, habitado por princesas, animales y seres mágicos.
Blancanieves (1937)
Luego de hacerse de un nombre como exitoso productor de cortometrajes animados -entre ellos Steamboat Willie, con un joven Mickey Mouse-, Walt Disney tomó la decisión de dar el siguiente paso profesional: realizar un largometraje animado.
Este llevaría a la pantalla el famoso cuento de los Hermanos Grimm, Blancanieves y los siete enanos, pero dándole un mayor protagonismo a estos últimos personajes. Una arriesgada aventura que finalmente le tomaría a Disney y su equipo tres años.
Pero finalmente, Blancanieves debutó en diciembre de 1937, haciendo historia no solo por ser la primera película animada, sino también ser una de las más taquilleras y mejor comentadas en la historia del cine y los nacientes estudios Disney.
La misma que hoy continúa encantando a grandes y chicos con la ingenuidad de su joven protagonista, las distintas personalidades de los pequeños mineros comandados por el sabio Doc y la malvada madrastra y su manzana envenenada.
Fantasía (1940)
Con el dinero que Blancanieves hizo ganar a Walt Disney, el tenaz animador y realizador pudo construir sus nuevos estudios en Burbank, California, y además tomar un arriesgado paso profesional: hacer una película que combinara la animación con la música.
Pero antes de llegar a ser un largometraje, Fantasía era solamente el cortometraje El aprendiz de hechicero, basado en el poema de Goethe y la pieza musical de Paul Dukas. Una cinta que además contaría con la dirección musical de Leopold Stokowski.
Y aunque el entonces director de la Orquesta Sinfónica de Filadelfia no cobró por su trabajo, el corto resultó demasiado costoso. La única forma de poder obtener ganancias con su estreno en salas sería transformándolo en un largometraje.
Así nació Fantasía, cinta donde creaciones como la sinfonía Pastoral, de Beethoven; La consagración de la primavera, de Stravinsky, y Una noche en la árida montaña, de Mussorgsky, se transforman en mágicas y coloridas composiciones visuales.
Dumbo (1941)
El camino de Disney siempre tuvo altibajos y al comenzar la década del 40 su estudio atravesaba una grave crisis financiera, debido a los malos resultados en taquilla de sus dos últimas películas y el golpe en la economía mundial ocasionado por la Segunda Guerra.
Sin embargo, él decidió seguir luchando y para su próxima cinta apostó por algo que le saliera más barato. Así eligió llevar a la pantalla la historia creada por Helen Aberson y Harold Pearl, de una manera simple y sin efectos especiales, a un costo de US$ 950.000.
Así, con su diseño de personajes menos complicado y fondos pintados con acuarela, Dumbo llevó a la pantalla la historia de un pequeño elefante nacido en un circo, al que separan de su madre y se convierte en objeto de burlas por el tamaño de sus orejas.
Pero gracias a los consejos del ratón Timothy y su perseverancia, el elefantito logra sacarle partido a su “incapacidad”.
También gracias a Dumbo y su aventura los estudios recaudaron US$1,3 millones (unos US$27 millones de hoy), con la que es una de las películas Disney más recordadas.
Alicia en el País de las Maravillas (1951)
La fascinación de Walt Disney con Alicia en el país de las maravillas y Alicia a través del espejo nació cuando él era un niño y descubrió los libros del inglés Lewis Carroll. Una atracción que se mantuvo a través del tiempo y lo inspiró a hacer un corto en 1923.
Sin embargo, tras la quiebra de Laugh-O-Gram Studio, esta pieza nunca se estrenó. La revancha para el joven animador vendría casi tres décadas más tarde, cuando pudo estrenar un largometraje centrado en la pequeña Alicia y sus aventuras.
Y lo hizo en una animada cinta donde la niña, tras perseguir a un conejo blanco, cae por un agujero que la abre el camino a un fantástico mundo. Aquí conocerá a Tweedledee y Tweedledum, a El Sombrerero y a la Reina de Corazones y su deseo de cortar cabezas.
A pesar de que su estreno no fue un éxito de público y recaudación, la película cobró revancha al llegar a la TV, donde encantó a los espectadores. Tanto como ya lo había hecho con los críticos, que la consideraron y la consideran una de los mejores películas Disney.
El Libro de la selva (1967)
Dos hitos son los que más se destacan en la adaptación animada de la novela homónima de Rudyard Kipling. El primero su banda sonora, que gracias a sus famosas canciones marcó un antes y después para las películas Disney y sus temas musicales.
El segundo es menos brillante, ya que Walt Disney murió algunos meses antes de su estreno, por lo que la cinta además se conoce por ser la última en que él fue parte de la producción, cambiando el final original de la novela para hacerlo más luminoso en pantalla.
Una historia de pertenencia que se inicia en una selva de la India, cuando la pantera Bagheera encuentra un cachorro de humano abandonado en una cesta y decide llevarlo con una familia de lobos, que lo empieza a criar como uno más de ellos.
Pero cuando el humano, llamado Mowgli, ya es un niño, su existencia corre peligro con el retorno a la selva del tigre come-hombres Shere Khan. Ante esto, debe volver con los humanos, misión que toma Bagheera, pero a la que se opondrá el oso Baloo.
La Bella y la Bestia (1991)
La realización que llevó al largometraje el famoso cuento francés ambientado en el siglo XVIII no solo consiguió un Globo de Oro como Mejor Película de Musical o Comedia, sino que también estuvo nominada a seis Oscar de la Academia.
Entre los que compitió, ni más ni menos, como Mejor Película -la primera cinta animada en la historia de estos galardones en lograrlo- junto a JFK, Bugsy, El príncipe de las mareas y El silencio de los inocentes, última de las cuales se alzó finalmente con la estatuilla dorada.
Singularidades que se sumarían al hecho que además es la primera cinta animada del estudio en poseer un guión y fue realizada en tiempo récord: se hizo en solo dos años, a diferencia de sus predecesoras, que eran siempre realizadas en cuatro.
Un último punto que no afectó en nada la calidad ni magia de sus imágenes, donde se narra la historia de la independiente Bella y su encuentro con Bestia -quien era realmente un príncipe con un maleficio-, en el castillo habitado por personajes encantados.
El Rey León (1994)
Fue a finales de la década de los 80 que los entonces más importantes ejecutivos del estudio Disney -Jeffrey Katzenberg, Roy E. Disney y Peter Schneider- tuvieron la idea de llevar a la pantalla la historia de crecimiento de un cachorro de león.
Rey de las bestias y Rey de la jungla fueron los títulos tentativos con que se comenzó a escribir el guión del que se convertiría en el largometraje animado número 32 en la biografía de estudio. El mismo que recaudaría en taquilla más de US$968 millones a nivel mundial.
Un éxito que se conlleva con el nivel del relato y la animación de una cinta que se inicia con la inolvidable escena donde el sol se asoma en la sabana africana, mientras los animales se agrupan bajo la Roca del Orgullo y alguien entona el inicio de la canción Circle of life.
Desde allí comienza un relato que hace reir y llorar, y que transformó en personajes clásicos al cachorro de león Simba y su imponente padre Mufasa, como también a los holgazanes Timón, la suricata, y Pumba, el jabalí; o las intimidantes hienas encabezadas por Shenzi.
Lilo y Stitch (2002)
Después de realizar varias cintas de grandes presupuestos a mediados de los 90, los estudios Disney decidieron volcar su esfuerzo a largometrajes menos costosos, tomando el antiguo ejemplo de Dumbo en la década de los 40.
Fue así como se comenzó a trabajar en un personaje llamado Stitch, que Chris Sanders había creado hace algún tiempo para un libro infantil sin prosperar. Pero en compañía de Dean DeBlois, con el que ya había trabajado en el guión de Mulan (1998), Sanders pulió la idea.
Así la dupla creativa escribió y además dirigió una historia que se inicia a miles de años luz de la Tierra, en la lejana galaxia en que la Federación Galáctica enjuicia al científico Jumba Jookiba por experimentación genética ilegal, dando vida al Experimento 626.
Pero este último, un ser hecho para la destrucción con forma animal, escapa al planeta Tierra, donde es adoptado como su “perro” por Lilo, una rebelde niña huérfana que vive con su hermana mayor Nani en Hawaii y hace de su nueva mascota su mejor amigo.
La Princesa y el Sapo (2009)
Aunque el tradicional cuento El príncipe sapo, de los hermanos Grimm, es lo primero en que se piensa al ver el título de esta película animada, su más cercana inspiración es otra: la historia infantil La princesa rana, de la escritora estadounidense E. D. Baker.
Con ella en mente, y un poco del relato de los Grimm, Ron Clements y John Muskers dieron vida a la historia de Tiana, una esforzada chica de la Nueva Orleans de 1926 que mientras trabaja como mesera sueña con abrir su propio restaurante, en honor a su desaparecido padre.
De forma paralela llega a la ciudad el Príncipe Naveen de Maldonia, quien arriba a Estados Unidos con la idea de lograr encaminar sus finanzas, luego de que sus padres dejaran de mantenerlo. Una mejora que podría venir con su matrimonio con una heredera local.
Y precisamente esta última puede ser la mejor amiga de Tiana, Charlotte. Pero la intervención del brujo Dr. Facilier cambiará el destino de todos los protagonistas de esta aventura animada. En especial Tiana y Naveen, quienes llegan al pantano convertidos en sapos.
Frozen (2013)
El cuento La Reina de las Nieves, de Hans Christian Andersen, es la inspiración de esta exitosa realización que entre sus hitos cuenta con dos Oscar de la Academia -para Mejor Película Animada y Mejor Canción- y una recaudación de más de 1.200 millones de dólares.
Una mezcla de inmejorable animación digital, entrañables personajes y pegajosas canciones -entre ellas Libre soy y ¿Y si hacemos un muñeco?– que conquistó a niños y adultos de todo el mundo, y que tiene como escenario el Reino de Arendelle.
Éste es encabezado por un amable rey y su reina, quienes son padres de dos niñas: Anna y su hermana mayor Elsa, que tiene poderes mágicos que le permiten controlar el hielo y la nieve. Pero un accidente lleva a Elsa a recluirse y ocultar su don hasta que es mayor.
Sin embargo, cuando debe convertirse en reina, su poder se hace público y decide abandonar Arendelle. Esto obliga a su hermana a emprender un viaje en su búsqueda, donde contará con la compañía de Kristoff, su reno Sven y el hombre de nieve Olaf.
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