The Witcher, la perfecta evasión hacia un mundo fantástico y épico
Con The Witcher, Netflix busca disputarle el cetro a Game of Thrones. ¿Ingredientes? Buenas dosis de hechicería, batallas campales y rivalidades. La mejor opción si lo tuyo es echar a volar la imaginación y perderte en un mundo de fantasía.
Lo primero que hay que decir respecto de The Witcher es que no es una serie de gusto universal. La nueva apuesta de Netflix es para fans del trabajo de Tolkien o de producciones estilo Game of Thrones. No está pensada para los que necesitan una historia terrenal, verdadera, 100% real.
Aquí la fantasía es lo que manda, con un aire “tolkienesco” y seudomedieval, con elfos, con magos, con faunos, con disputas familiares y palaciegas y con decenas de personajes —cuyos nombres son difíciles de recordar— que van apareciendo capítulo tras capítulo enmarañando la trama y exigiendo máxima atención al público.
Basada en los libros del polaco Andrzej Sapkowski (conocido también por los videojuegos inspirados en estas mismas historias), la serie de ocho partes se centra en Geralt de Rivia (Henry Cavill, a quien conocimos como Superman hace unos años), brujo mutante y cazador de monstruos que se mueve taciturno y solitario por el Continente, acompañado de su caballo y, de vez en cuando, por un trovador latero y timorato (Joey Batey).
Geralt se ve envuelto en un conflicto entre dos naciones humanas y sus aventuras comienzan cuando le encargan matar a una princesa.
Mientras va por el mundo con aires de salvador y de conquistador tipo James Bond (es decir, de esos que no pescan a nadie), su destino se cruza con el de la joven heredera del Reino de Cintra, la inocente Ciri (Freya Allan), y con el de Yennefer (Anya Chalotra), una ex jorobada/maldita y actual aprendiz de hechicera, atractiva y ambiciosa.
The Witcher abunda en enredos por el poder, en espadas y armas antiguas, en batallas campales coreografiadas de forma perfecta y en maleficios hechos y por deshacer. Pero también tiene su toque feminista y se nota que no se ahorró ni un centavo para construir un universo a través de escenarios, vestuarios y maquillajes de primer nivel.
Eso sí, los episodios podrían estar mejor editados y no durar más de una hora; en muchos casos, eso no se justifica.
Las actuaciones
A pesar de que no se profundiza demasiado en las emociones y motivaciones de los personajes, las actuaciones son en general un punto alto, con nombres como Jhodi May como la reina Calanthe, y Lars Mikkelsen como Stregobor.
De Henry Cavill podemos decir que su desempeño es perfecto: es un actor tan limitado y monótono en voz y gestualidad que calza muy bien para interpretar un personaje inexpresivo, silente y casi siempre mal agestado.
En síntesis, ésta es una serie muy recomendable para un público juvenil que goza con este tipo de experiencias fantásticas. Al resto, puede entretener e incluso divertir si no se toma demasiado en serio. Si haces lo contrario, te aburrirás supinamente.
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