Dentro del extenso catálogo de series de Netflix, las producciones nórdicas poseen su propio lugar, con buenos ejemplos como Arenas Movedizas, El Puente y la reciente Ragnarok. La más nueva adición a este listado es Bloodride o Viaje Sangriento.

Ésta es una antología de terror hecha en Noruega que está compuesta por seis historias independientes, que tienen como su ingrediente esencial el horror. Pero este último puede variar desde el terror netamente psicológico hasta el espanto más sangriento.

Media docena de episodios que fueron creados por Kjetil Indregard y Atle Knudsen, y que además poseen otro componente en común: el oscuro humor escandinavo, en diferentes cantidades y tipos.

Un recorrido que en Viaje Sangriento tiene como escenario central un viejo autobús, que lleva a bordo a los protagonistas de sus diferentes historias. Y cuyos primeros pasajeros en descender son los integrantes de una familia que enfrenta una mudanza.

Ellos son quienes dan vida a El Último Sacrificio, segmento que se inicia con su llegada a una antigua casa en un sector rural. Un cambio no muy bien recibido por la madre y esposa, quien no soporta haber dejado atrás las comodidades de la gran ciudad.

Sin embargo, el encuentro con la comunidad local y un secreto que solo los habitantes del lugar conocen, y se relaciona con una antigua piedra del sacrificio vikinga, puede dar un giro inesperado a sus existencias.

A este capítulo lo siguen relatos como Tres Hermanos Enfermos, con el reencuentro de tres hermanos en una cabaña en el bosque; Mal Escritor, donde la fantasía hace que la realidad sufra un giro inesperado, y La Vieja Escuela, que ofrece una visión más “clásica” de terror.

Los mejores y más inesperados relatos

Sin embargo, es en las narraciones que tienen como ingrediente esencial al suspenso sicológico donde Viaje Sangriento exhibe sus mejores momentos. Como en el caso de Ratas de Laboratorio, donde un cena de celebración se transforma en pesadilla.

Esto sucede luego de que el director de un laboratorio pierde el prototipo de su más reciente creación -un antidepresivo- y somete a una angustiante interrogación a sus invitados.

O en El Elefante en el Cuarto, que tiene como escenario la fiesta de una empresa, donde todos los empleados acuden disfrazados de animales. Aquí, en medio de la música y los tragos, los funcionarios más nuevos deciden convertirse en detectives.

Un último ejemplo donde la decadencia del entorno, el humor más absurdo y el thriller se combinan de la mejor manera. Y hacen de esta nueva adición al catálogo con acento nórdico de Netflix una muy buena alternativa para ver este fin de semana.

Ver en Netflix