White lines: la cautivadora y vivaz nueva serie del creador de La Casa de Papel
El creador de La Casa de Papel se unió al productor de The Crown para crear esta serie ambientada en Ibiza y cuyo relato gira en torno a la desaparición, hace 20 años, de un joven DJ británico.
Aunque había creado aplaudidas series como Los hombres de Paco y El barco, el español Álex Pina saboreó la verdadera fama con La Casa de Papel. Un éxito sin precedentes que él ahora busca por lo menos igualar con White lines, su nueva apuesta para Netflix.
Una aventura en la que Pina no está solo, ya que la otra mente creativa detrás de esta producción es el británico Andy Harries, quien con su productora Left Bank Pictures dio vida a otro de los títulos claves de la plataforma en los últimos años: The Crown.
Así, bajo el auspicio de esta dupla soñada de mentes creativas llega White lines, una serie que tiene como ingrediente principal el suspenso y como eje de sus minutos iniciales la aparición de un cadáver momificado en el desierto de Almería, en el sur de España.
Un hallazgo que viene a verificar lo ocurrido con el joven británico Axel Collins (Tom Rhys Harries), a quien hace 20 años se le perdió el rastro en Ibiza, luego de haber estado viviendo y pinchando discos en la isla mediterránea junto a tres amigos ingleses.
La pregunta ahora es quién está detrás de su asesinato y su hermana menor Zoe Walker (Laura Haddock) será una de las principales interesadas en darle respuesta. Por ello es que viaja hasta Ibiza y comienza su inexperta investigación.
Al mismo tiempo, uno de los principales empresarios de la isla, Andreu Calafat (Pedro Casablanc), le encarga a su jefe de seguridad, Boxer (Nuno Lopes), que descubra al asesino de Collins, ya que su cuerpo apareció en terrenos de su propiedad.
Pero, como escenas ambientadas en los años 90 lo confirman, el chico manchesteriano estuvo más que ligado con la familia de Calafat. Al llegar a Ibiza se convirtió en mejor amigo de su hijo Oriol (Juan Diego Botto) y fue el primer amor de su hija Kika (Marta Milans).
Suspenso, drama y humor
Sin embargo, aún hay más nombres involucrados en esta historia. Como los de la matriarca de los Calafat, Conchita (Belén López), y los de los tres mejores amigos de Axel: Marcus (Daniel Mays), Anna (Angela Griffin) y David (Laurence Fox).
Todos los que también se cruzan en la investigación de Zoe, quien dejará de lado su timidez y se atreverá a enfrentar sus traumas del pasado y a poderosos personajes como Andreu Calafat, o también a tomar prestada la cocaína que Marcus guardaba en su casa.
Una serie de situaciones y personajes que se van revelando ya en los primeros episodios de un total de 10 y que van tejiendo una dinámica trama, donde todo y todos parecen ocultar algo en torno a la desaparición del joven DJ británico hace ya dos décadas.
Historia para la que Pina deja atrás los espacios cerrados de La Casa de Papel y los reemplaza por la luminosidad de las calles y playas de Ibiza, o las brillantes luces que giran en torno a la hipnótica música de sus locales nocturnos.
Pero también conserva varias de las claves de su anterior éxito mediático. Así, acá es Zoe quien narra su propia historia, como lo hace Tokio en La Casa de Papel, y también Pina recurre a la narración paralela para desarrollar el pasado y presente de los hechos.
Si antes se sabía de los planes de El Profesor y la puesta en marcha del golpe con el uso de flashbacks, en White lines existe un relato centrado en el presente de Zoe y los habitantes de Ibiza, que convive con otro donde se ve el pasado con Axel como su centro.
Un juego temporal que se suma a el imparable ritmo del relato, donde al suspenso se adicionan drama, sensualidad y varias cuotas de humor; además de las buenas actuaciones de su internacional elenco, con conjuga actores británicos e ibéricos.
Una suma de elementos que hacen de White lines uno de las más efectivos y adictivos títulos recientes del catálogo de Netflix, y que confirma el talento de Pina como también el de socio Harries para dar vida a series de la mejor factura.
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