Como aprovechar la cordillera en verano

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Como aprovechar la cordillera en verano

La Región Metropolitana se destaca por tener algunas de las pistas de esquí mejor calificadas de Sudamérica. En la temporada alta, de junio a octubre, el flujo llega a las 250 mil personas, entre chilenos y extranjeros. Pero, ¿qué pasa cuando la nieve se derrite? Las actividades cambian, pero sigue siendo un panorama.

Valle Nevado recibe a al menos 300 personas diarias en los meses estivales. Esto, porque pese a que el hotel está cerrado, ofrece entretenidas actividades, tanto para deportistas como para quienes quieren hacer algo distinto, solos o en familia.

Llegar hasta allá toma una hora por el Camino a Farellones y luego por el devío a Valle Nevado. Notará que está en el lugar cuando ya no divise Santiago y cuando empiece a avistar los cóndores que sobrevuelan su cabeza.
Ubicado a más de 3.000 m, este centro de esquí ofrece cinco actividades, entre ellas, el trekking -que hecho en altura se llama hiking-, cabalgatas, mountain bike, picnic, y degustación de los mejores platos del año en el restaurante del hotel, el Lounge.

Caminar arriba, como deporte, es bueno: a esa altura, con menos oxígeno, el ejercicio se multiplica. Llegue unos minutos antes de que empiece la actividad, para acostumbrar el cuerpo.
Si quiere asegurarse un día acá, hay que llamar 48 horas antes a los organizadores de estas actividades (ver fichas) y agendar la actividad que le interese. Es preferible escoger sólo una, porque más lo llevarán a cansarse demasiado.

Caminar en la montaña
La gracia del hiking son los parajes que se pueden apreciar alrededor: a medida que avanza el camino se puede ver el cerro El Plomo, el cerro El Pinto y El Colorado. La caminata dura dos horas hasta llegar a la laguna Piuquenes, un ojo de agua entre los cerros a casi 4.000 m. Prepare sus mejores zapatillas y protección solar, porque acá la intensidad del sol es mayor. Todo lo demás, el agua y los bastones, se los entregará Víctor, el guía.
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Más adrenalina
Si lo que realmente lo mueve es el deporte aventura, lo recomendable son los descensos en mountain bike. No se preocupe, pues antes de partir el guía, Ignacio Rojo, con más de 10 años de experiencia y quien ha participado en varios campeonatos en el extranjero, enseña importantes técnicas para lograr buen equilibrio y frenar. Si no está preparado, se lo hará saber porque lo evalúa antes de lanzarse. Rojo les hace también clases a niños pequeños.
El recinto dispone de las bicicletas, pero usted debe llevar protecciones como guantes, coderas y casco. Aunque no las pueda ver cuando vaya descendiendo, debe saber que cerca de las rutas por donde lo lleve este profesional, están los senderos que serán parte del circuito del próximo mundial de la disciplina en el mes de abril.

A paso tranquilo
Este tipo de actividades ofrecen desconexión, y si lo que busca es un espacio de calma y no ir a hacer deporte, opte por las cabalgatas. Los caballos siguen el mismo trazado que el hiking, pero de seguro podrá disfrutar más de los parajes, porque el animal se sabe el camino de memoria. Debe saber que en el macizo que verá al costado derecho, El Plomo, encontraron en plena década del 50 una momia de un niño inca.

Aproveche de llevar su cámara y capturar el vuelo de los cóndores que sobrevuelan constantemente mientras avanza su camino. Si tiene suerte, podrá ver seis a la vez o sentir pasar uno a pocos metros de su cabeza.

Un cariño para el paladar
Después de tantas actividades, es inevitable el hambre. Haga una parada en el restaurante Lounge, el único abierto en el hotel del Valle Nevado, y que por estas fechas ofrece los platos más exitosos de los 10 restaurantes que hay en temporada alta en el lugar.

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La carta especial de verano tiene, entre otros, un plato de cappelletti rellenos con carne de ternera servido en su caldo ($ 9.600), ensalada césar con camarones acompañada con un jugo de naranja exprimida en el momento ($ 9.500), y el preferido de los brasileños, el lomo a lo pobre, con cebolla estofada, huevo y papas fritas ($ 16.000). Será un afortunado si lo atiende Aldo, el capitán de comedor, porque hará que su pedido sea grato y a la medida.
Para hacer un cierre ideal, súbase al andarivel Mirador, que le mostrará la inmensidad de la cordillera de los Andes desde arriba. El paseo dura 25 minutos y cuesta $ 17.000 p/p.

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