Desde un comienzo que los campings han sido una alternativa para aventureros dispuestos a dejar de lado las comodidades con tal de estar en medio de la naturaleza. Pero hace una década, el mercado se adaptó a los que no perdonan un baño o una cama cómodos. Para ellos están pensados los campings de lujo o “glampings”, un tipo de turismo muy explotado en Africa e India, con poca intervención del entorno, y con una calidad de servicio que alcanza -e incluso supera- las cinco estrellas. Tome nota de los que están repartidos en Chile.
En el corazón de Torres del Paine
Hace más de 10 años que al Parque Nacional Torres del Paine llegó a instalarse Ecocamp Patagonia, que no es precisamente un camping para carpas, sino acondicionado con 25 domos. Se trata de una especie de iglús hechos con telas de PVC, que protegen de las temperaturas del lugar, que pueden llegar a 0°C en las noches.
El proyecto fue de dos ingenieros civiles que hasta hoy arriendan un sector en el corazón del parque, con vistas directas a los enormes farellones.
Los domos son para dos o cuatro personas: están los suit con baño privado, calefacción, electricidad, una cama matrimonial o dos single, y los estándar, algo más económicos y para los que no se preocupan si tienen que compartir baño.
Lo interesante de este “glamping” es que cuenta con zonas para compartir con los demás visitantes, como la terraza, los comedores, la sala de yoga y el cooking bar, una cabaña calefaccionada donde se puede tomar algo para luego salir a contemplar la noche.
Dentro del precio total ($ 902.000 p/p) están incluidas las tres comidas del día, preparadas por un chef. Eso, además de clases de yoga, de lunes a viernes, y excursiones programadas para cada día.
Por las noches se comparte en la sala de reunión, siempre temperada por la chimenea, con un picoteo, y mientras les da a escoger a los huéspedes algunas actividades para el día siguiente, como ir a zonas donde se pueden fotografiar pumas, practicar kayak en el lago Grey, hacer trekking por senderos o disfrutar de un asado magallánico a orillas de la Laguna Azul.
Para llegar a este lugar, primero debe aterrizar en Punta Arenas. Al aeropuerto llega un tránsfer que conduce a los visitantes, durante más de tres horas, hasta el “glamping”. Ojo, que debe ir preparado con capas de ropa que le permitan ajustarse a las diversas temperaturas del día, que oscilan mucho.
Si tiene presupuesto, reserve pronto (Tel. 229235963), porque ya queda poco espacio en enero y febrero.
Junto a las estrellasdel Valle del Elqui
Desde el 2005 que en el Valle del Elqui, a tres kilómetros de la Plaza de Pisco, está instalado Domo Elqui. Un camping con siete iglús y con baño privado que tres ingenieros comerciales montaron en medio de cerros y viñas ($ 105.000 por habitación). El fuerte de este lugar son los espectáculos que dan las noches estrelladas de esta zona de la IV Región. Por eso, todos los domos cuentan con una especie de tragaluz para mirar, desde la cama, el cielo y las estrellas fugaces.
En 2010 agregaron cuatro “cabañas observatorio” para dos personas cada una y que, a diferencia de los domos, son de estructura cúbica y de madera, pero también permiten observar las estrellas desde la cama.
Si es fanático de la astronomía, pida que lo lleven con un guía al observatorio privado del lugar, donde hay un telescopio de 9,6 pulgadas que permite ver cometas e, incluso, planetas como Neptuno.
De día, lo que se puede hacer es organizar trekkings, inscribirse en cabalgatas o relajarse con sesiones de reiki y masajes (no están incluidas en el precio por noche). A la hora de almuerzo, se puede pasar al restaurante de este complejo, ubicado también en un domo. Ahí podrá elegir uno de los tres menús diarios, compuestos por carnes blancas o rojas. Si quiere beber algo, no se pierda la exclusiva receta de pisco sour hecha con pisco de la viña Los Nichos, la más antigua de la zona y que se encuentra a 50 metros de ahí.
No se pierda el panorama de noche: nadar en la piscina temperada a 21 grados, ubicada frente al domo comunitario. No hay que engañarse, porque aunque en el día haga calor, las noches son heladas, y si no es agua tibia se hace difícil disfrutar de un baño al aire libre. Llame pronto, porque enero ya está ocupado en un 70% (Tel. 7.7092879).
Una alternativa más económica
En Chiloé, a orillas del lago Cucao, hay un domo de 50 m2, en medio del bosque nativo. Es para cuatro personas -una cama matrimonial y dos pequeñas-, tiene calefacción, cocina full equipada, un baño y un mueble que le encantará: un “flojero”, mueble típico del archipiélago que se usa para disfrutar del calor frente a la chimenea ($ 60.000 por noche).
Por la leña no se preocupe, porque le entregarán la suficiente al llegar y puede ir pidiéndole más al cuidador cuando necesite.
Para arrendarla debe llamar pronto a su dueño, Luis (tel. 8.4497982), porque para enero quedan pocos días libres. En febrero aún hay cupos disponibles. Vaya a pasar el día a su playa privada o preparar un asado a la parrilla en la terraza, mientras escucha el canto de los chucaos o el carpintero negro.
A 40 minutosde Santiago
Lo agradable de este refugio llamado Los Baqueanos es que para los santiaguinos está cerca, en plena Cordillera de los Andes. Como el camino está pensado para una 4×4, si no la tiene, lo van a buscar a un punto del Camino al Volcán acordado con el dueño (Tel. 9.96187066). Acá hay tres domos para dos personas y que sirve sólo de dormitorio, pues la cocina y los baños son comunitarios.
Cabe mencionar que el perfil de este camping es más bien familiar, porque las caminatas a las cascadas cercanas están adaptadas al ritmo de los más pequeños y hay instancias para cocinar entre padres e hijos.
Los domos están calefaccionados y lo más llamativo son sus vistas, directo al valle del Maipo (si tiene suerte, podrá avistar cóndores en pleno vuelo).
Otro atractivo es la casa comunitaria -construida con material reciclado, como botellas, puertas antiguas o techos de fábricas-, donde se pone música, se cocina y se almuerza con los demás huéspedes. Puede preparar sus platos por su cuenta o disfrutar de los menús de la chef francesa tres veces al día.
En medio del Desierto de Atacama
Hace cuatro años, dos españoles inspirados por la película El paciente inglés, de Anthony Minghella, crearon el primer campamento nómade de lujo de Latinoamérica, en pleno Desierto de Atacama, el Swimmers in the Desert. Lo montan en la medida en que haya suficientes interesados y en un pequeño oasis ubicado a una hora y media de San Pedro. Desde octubre hasta abril es temporada alta, por lo que las reservas se tienen que hacer lo antes posible para sumarse a una de estas travesías. Si tiene presupuesto suficiente (cerca de $ 1.000.000 p/p) aún quedan carpas disponibles de aquí a abril. Es caro, porque además del alojamiento, está incluido el traslado desde el aeropuerto de Calama en 4×4 hasta el lugar, las tres comidas del día, además de las excursiones, que van desde una visita a los sitios arqueológicos de la zona, hasta paseos en cuatrimotos por el desierto.
Por fuera, las 12 carpas se ven rudimentarias, pero es sólo la fachada, porque adentro son amplias habitaciones alfombradas, con confortables camas (con frazadas eléctricas).
Para compartir con los demás están los espacios comunes, como el comedor (también adentro de una carpa y donde se pueden probar las exquisiteces atacameñas e internacionales que prepara un chef) y el fogón central en el exterior, donde se puede observar la noche mientras le sirven algo para beber.