Donde veranear en Chile sin prisa ni tumultos

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Donde veranear en Chile sin prisa ni tumultos

Si quiere salir de lo típico y obviar lugares repletos de turistas, como el Litoral Central, Viña del Mar y La Serena, anote estas propuestas más inexploradas: desde la costa de Atacama hasta los secretos de Aysén, pasando por rincones poco conocidos del Biobío, Los Ríos y Chiloé.

Cuando se trata de vacacionar dentro del país, los chilenos no son muy originales. De hecho, en una encuesta que hizo el Servicio Nacional de Turismo (Sernatur) en 2012, los tres lugares más mencionados como destinos de viaje en verano fueron el Litoral Central (Algarrobo-Santo Domingo), Valparaíso-Viña del Mar y La Serena-Coquimbo.

Son estos lugares los que año a año se llenan y por eso, los que concentran la mayor cantidad de restaurantes, bares, discotecas y actividades recreativas y culturales pensadas para satisfacer las necesidades de miles de veraneantes.

Pero hay personas que buscan todo lo contrario: quieren mantenerse ajenas a esa agitación incesante y por eso, buscan lugares más inexplorados, donde no se topen a cada rato con cientos de turistas. Otros, simplemente quieren variar y conocer nuevos paisajes. Y como Chile es una larga franja de más de 4.000 km de extensión, su geografía es generosa y alcanza para todos los gustos.

En el norte, las playas llenan de sol y se llevan las preferencias. En la zona del Biobío, destaca la especial mezcla de mar y campo, mientras que en las regiones australes hay paisajes naturales escondidos que sorprenden a los visitantes.

“Chile tiene mucho potencial turístico y por eso es clave fortalecer la promoción interna de sus atractivos, para que cada vez más chilenos lo recorran. Y no sólo hay lugares consolidados, sino que también hay destinos emergentes y con potencial, que ofrecen experiencias distintas y, en muchos casos, asociadas a un turismo de intereses especiales”, acota la Subsecretaria de Turismo, Javiera Montes.

Aquí va un breve listado con cinco zonas -Playa La Virgen, Buchupureo, Panguipulli, y sectores más recónditos de Chiloé y Aysén- que vale la pena tomar en cuenta a la hora de planificar sus próximas vacaciones. Todavía está a tiempo para reservar, porque estos lugares, por ser menos conocidos, aún tienen disponibilidad en pasajes, alojamiento y tours. Así es que tome lápiz y papel, y llame para asegurar un cupo para el verano que ya está casi encima.
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Playa La Virgen: Un trozo del Caribe en Atacama
Las playas de Bahía Inglesa (III Región), como La Piscina y El Chuncho, se repletan en verano. Por eso, los más aventureros viajan más al sur en busca de parajes más solitarios. Imítelos, tome su auto -ojalá 4×4, porque el camino es de ripio- y enfile por la ruta costera Caldera-Huasco. Pase Rocas Negras, El Morro, Chorrillos, Bahía Cisne y Puerto Viejo. Después de 58 km, su premio será llegar a la mejor de todas: playa La Virgen. Si quiere estacionar justo al frente del mar, debe pagar $ 3.000 por todo el día; si no, debe dejar su auto más lejos, a unos 500 m.

Es una playa de no más de 350 m de largo, con arena blanca, agua turquesa y tibia. Algunos dicen que es la más caribeña de Chile. Según el director de Sernatur Atacama, Daniel Díaz, “es reconocida como la mejor de Chile por medios especializados y cada verano atrae a miles de turistas chilenos y del noroeste argentino”. Casi no tiene olas, y es perfecta para bañarse y tomar sol, que por allá casi no falla. Pero no olvide llevar ropa abrigada: este destino está en pleno desierto de Atacama y por eso, hace calor de día y frío de noche.

Playa la virgen
Hay un par de escuelas de buceo que se pueden contactar en el lugar, pero la idea es pasar un día de ocio, leer un libro mientras los niños juegan en la arena o nadan en la orilla. Para comer, la opción está unos km al norte, en el sector de El Morro. El Tumorrou (www.tumorrou.cl) es un restaurante playero con una gran terraza. Pruebe ahí los tacos de ostión o un bilagay (pez de roca) a la plancha con ensaladas (desde $ 8.000). Ahí puede arrendar un yate, navegar por la zona y ver ballenas y delfines, si tiene suerte ($ 15.000 p/p).

¿Dónde alojar? En Playa Blanca, en la zona de Puerto Viejo, Terrazas de Playa Blanca (www.terrazasplayablanca.cl) tiene una decena de domos que estarán disponibles desde fines de diciembre, con vista al mar y equipados para familias (cuatro personas) y parejas. Desde La Virgen, 30 km hacia el sur, encontrará Basecamp en la caleta Piedras Bayas (www.basecamp.cl). Son domos para cuatro personas, con baño privado, que al medio tienen una cocina-comedor que puede ser usado por las familias. Ahí también hay sitios para recibir casas rodantes.
Si se queda en Bahía Inglesa, hay tours por el día hacia La Virgen. En Geoturismo valen $ 17.500 p/p (5.6471513).
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Buchupureo: El nuevo paraíso de los surfistas

Aburridos de lo masivo que se pusieron Pichilemu y Matanzas, varios surfistas buscaron más al sur y encontraron Buchupureo, un tranquilo balneario que posee algunas de las mejores olas de Chile. Está en la costa de la Región del Biobío, cerca de la frontera con el Maule. Llegar ahí es fácil: si va en auto desde Santiago debe tomar la salida a San Nicolás, que está poco antes de llegar a Chillán. Maneje hasta la costa y llegará hasta Cobquecura, un pueblito famoso por sus construcciones de piedra. Pregunte ahí por Buchupureo y en cinco minutos estará en este nuevo paraíso surfer.

Ya en el balneario llamará su atención su perfecta mezcla de campo y mar. Ahí es normal que yendo hacia la playa se detenga para ver los bueyes que caminan por el pueblo. Hasta hace cinco años, unos pocos llegaban en verano. Pero desde que sus olas se dieron a conocer por el boca a boca, comenzaron a aparecer hoteles con estilo, restaurantes y bares de esos que dan ganas de quedarse hasta que salga el sol.
parque la
Son los mismos surfistas quienes abrieron estos lugares. Un californiano, Christopher Rieber, creó La Joya del Mar, un hotel boutique frente a la playa La Boca, para apenas 12 personas, atendido por su dueño. Y otro amante del surf, Paulo Lombardi, inauguró el año pasado otro hotel, Parque Las Nalkas, en medio de un bosque nativo de 40 ha. Son 10 pintorescas casas, dos de ellas construidas sobre eucaliptus y pinos de más de tres metros. Otra, está al borde de una cascada (desde $ 55.000). Si aloja ahí, recorra los 4 km de senderos en medio de peumos.
Parque Las Nalkas
Aunque esta zona es un imán para los más jovenes, hay mucho para hacer en familia. Como tomar clases de surf en la escuela Nanosurf (9.89411579), donde pueden practicar desde los dos años. O visitar la Lobería, en Cobquecura, Santuario de la Naturaleza donde habitan más de dos mil lobos marinos. Y aunque el oleaje en estas playas es intenso, hay grandes pozones, como La Boca, donde los menores pueden chapotear tranquilos y seguros.

Programe un día para visitar las caletas a 15 minutos al sur de Buchupureo. En Rinconada probará frescas jaibas remadoras que los pescadores venden apenas bajan de sus botes ($ 2.000 aprox. la docena). Pida con confianza la yapa.

Playa Lobería

 

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Panguipulli : La joya de la Rutade Los Siete Lagos
Esta localidad a 132 km de Temuco (desde $ 62.586 vía Lan) ha ido dejando su ritmo pueblerino para convertirse en un lugar donde hay mucho por hacer todo el año. No sólo por los espacios culinarios en su calle principal, Martínez de Rosas, sino también por rincones como la Casona Cultural, un antiguo internado de arquitectura suiza que funciona como galería de exposiciones, sala de música, cafetería e, incluso, tienda de artesanía. Quédese mirando los diseños de sus chalecos de lana cruda para niños. Además, tienen programados para el 8 de diciembre un concierto de la Orquesta Sinfónica del pueblo en su iluminado patio interior, y para el 22 y 29 de enero, una tarde de pianos, tríos y cuartetos.
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Otra muestra de su renovación es el hotel boutique Casa Panguipulli a 2,5 km del centro, con vista al lago y a los volcanes Villarrica y Choshuenco. Se sentirá como en casa por las exquisiteces a libre disposición en su mesa de arrimo: galletitas, café, té y fruta fresca. Eso, más la atención de un chef que le preguntará sus preferencias a la hora de almuerzo o en la noche. En verano, disfrute de sus piscinas (fría y temperada) o camine hacia Chauquén, a unos 5 km del hotel, donde hay una playita con una isla a poca distancia.
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Si busca dónde almorzar, imperdible es el Hotel Restaurante Escuela People Help People: el menú -que varía todos los días- cuesta $ 4.900, por tres platos como un consomé de pollo o una crema de tomate, papas doradas con trucha de río y leche nevada de postre. Vale destacar su torta de mousse de chocolate y frutos secos ($ 2.000, la porción). Otra picada es la Casona Renovada, con su menú típico, como trucha a la mantequilla con papas diablas ($ 3.800). Si está en cabañas, puede pedir hasta la 1 AM platos a domicilio, como una chorrillana.

Por la tarde, visite la casa-taller de la señora Sonia, (8.3695362) que domina el telar mapuche. Está en el km 14 del camino Panguipulli-Coñaripe. No recibe clientes para “vitrinear” por su carga de trabajo, pero si quiere comprarle algo, llámela. Y continuando por los alrededores, vaya a la segura con las Termas Geométricas, a 16 km de Coñaripe. Son 20 pozones en una quebrada natural. Si no va en 4×4 es mejor ir sin lluvia, porque no está pavimentado. Otro imperdible es la vista al volcán Choshuenco (a 48 km), elegido entre los recorridos más lindos de Chile.
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Chiloé: 
Un viaje natural por el archipiélago
Chiloé es mucho más que iglesias patrimoniales y curantos. Si es amante de la naturaleza, este archipiélago, ubicado a mil km al sur de Santiago, lo sorprenderá. Si va este verano, un día cualquiera despertará en un estiloso palafito convertido en hotel boutique y luego partirá a ver ballenas azules. Para disfrutar del Chiloé más outdoor puede quedarse en Castro y, desde ahí, recorrer los encantos ocultos de la Isla Grande. No es necesario arrendar un auto, porque los tour operadores lo trasladarán en van a cada uno de los paseos.

Desde la capital, puede llegar a Castro en tres horas, en uno de los vuelos que Lan tiene desde hace dos años (desde $ 56.000 aprox.). Lo más en boga es quedarse en una de las icónicas construcciones sobre el agua, que se están transformando en encantadores hoteles. Al alojamiento boutique Palafito 1326 debe llamar dos semanas antes para reservar. Ahí, dormirá en una habitación ($ 82.000 la matrimonial), donde lo único que debe hacer es relajarse. Puede llegar en auto, porque tiene estacionamiento. Su desayuno es campestre, con pan amasado, huevos de campo y queso hecho en la isla.
castro
Esa es la mejor forma de recargar energías para descubrir la cara más desconocida del archipiélago, esa donde el contacto con lo natural es estrecho. Puede recorrer el Parque Nacional Chiloé, en la costa occidental, con la agencia Palafito Trip (9.8849552). El trekking de seis horas lo llevará por los senderos y playas mejor conservados de la Isla Grande. ¿Otro paseo entretenido? El que ofrece Ana María Jaramillo (9.82467340), quien lo llevará en una típica lancha chilota hasta el Golfo del Corcovado, donde verá juguetones delfines australes y, si tiene suerte, ballenas azules, que en verano se muestran más. Al regreso hará una parada en Cailín, una isla sin luz eléctrica, donde degustará un curanto con almejas mariscadas esa misma mañana. Mientras se cuece, pasee por los boques para avistar aves como el martín pescador.
Martin Pescador
¿Qué hacer de vuelta en Castro? Sentarse en el restaurante-palafito Mar y Canela. Ahí debe probar su causa chilota, con centolla, pulpo y cholga estofada sobre papas mechuñe ($ 7.200) y, al final, helado artesanal de harina tostada con crocante de avellanas y golden berries ($3.800).
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Aysén: El tesoro ocultode la Patagonia
Si este verano planea ir a la Patagonia, sepa que hay un mundo más allá de las Torres del Paine (y 1.000 km más cerca). Comience su itinerario aterrizando en Balmaceda, a 25 km de Coyhaique (desde $ 81.971 vía LAN). Luego, lo único que debe hacer para conocer los parajes más impresionantes de Chile es recorrer la Carretera Austral. En esa ruta, a 90 km al sur de Balmaceda, encontrará la Reserva Nacional Cerro Castillo (67.2212225). Por los $ 2.000 de la entrada, caminará por senderos y montañas de esas que merecen una fotografía. Si tiene suerte, incluso, podrá cruzarse con cóndores, águilas y algún esquivo huemul.
Cerro Castillo
Unos 110 km más al sur llegará a Puerto Tranquilo, que bastante honor le hace a su nombre: sentirá puro relajo en esta localidad a orillas del lago más grande de Chile, el General Carrera, famoso por sus aguas turquesa. Si el hambre acecha, en la costanera del pueblo está la Cervecería Río Tranquilo (7.6462825). Famoso es su sándwich de mechada de cordero con ensalada a la chilena ($ 6.400) más papas fritas y mayonesa casera, que puede acompañar con la cerveza que ellos mismos producen, Arisca. Pruebe su schop de 400 cc de negra ($ 2.500).

En la misma Costanera está el Hostal El Puesto (6.2073794), con sus acogedoras habitaciones de madera (desde los $60.000). Pregunte ahí por las visitas que sus dueños hacen a un tesoro nacional único: el Santuario de las Capillas de Mármol, una serie de tres cuevas de sorprendente color azul celeste, formadas por la erosión de las olas, en medio del lago. Apenas las conozca por dentro, se preguntará cómo aún no están en boca de todos. Lo llevará ahí un bote para 5 pasajeros ($ 45.000), que tarda hora y media. Si lo prefiere, también puede llegar en kayak ($ 35.000 para 2 pp.). Ellos mismos ofrecen expediciones al Mirador Exploradores, a 90 km del lugar, donde verá parte de los imponentes glaciares de Campos de Hielo Norte.
capillas de mármol FELIPE
Y aunque está a unas 4 horas de distancia, tiene que sellar su viaje aysenino en Caleta Tortel, conocida por sus “calles” venecianas de puentes de madera. Ahí, pase la noche en el lodge Entre Hielos (habitaciones desde US$ 118). En cualquier caso, si prefiere viajar más cómodo y dejar todo en manos de un paquete turístico, la agencia Gran Patagonia (222350725) ofrece programas que recorren todas estas maravillas de la Patagonia más desconocida.

 

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