En primavera se reactivan los deportes acuáticos clásicos, como el surf, y otros nuevos, como el stand up paddle. Tome nota de las mejores playas para practicarlos y pasar una entretenida tarde en el mar.
os cosas llaman la atención apenas se llega a Matanzas, el balneario de moda en la Sexta Región. Una es la paz que se respira ahí. La otra, es que de casi todos los autos asoma una tabla de surf. Desde hace unos cinco años que los amantes de este deporte peregrinan a esta playa -ubicada a tres horas de Santiago- casi todos los fines de semana. Dicen que el viento que corre ahí genera las mejores olas del país.
Los surfistas avezados practican durante todo el año. Los novatos, en cambio, aparecen en primavera y verano, cuando la temperatura es más alta y se vuelve más agradable sumergirse en las frías aguas de las costas chilenas. Lo mismo pasa en Maitencillo, Concón y Totoralillo, balnearios que están “en la cresta de la ola” y donde en esta época se reactivan el surf y también otros deportes de tabla y vela, como el stand up paddle (SUP) y el kitesurf. Anímese a dar un paseo en familia por estos lugares para practicarlos. No necesita ser un experto, sólo armarse de valor para sumergirse en el agua.
El paraíso de las tablas
En Matanzas es fácil ubicarse, porque sólo hay una calle. Junto a la playa encontrará tres hoteles, pequeños y acogedores, donde hay instructores que imparten clases de deportes sobre las olas. Uno de esos, el Roca Cuadrada Hostel, se especializa en el kitesurf, que consiste en surfear impulsado por una especie de volantín gigante. Los cursos parten en $ 30.000 y los puede tomar cualquier fin de semana, siempre en la tarde, cuando corre más viento. Debe tener en cuenta que, por seguridad, sólo lo pueden practicar los mayores de 15. Si sabe encumbrar volantines, ya tiene parte del trabajo hecho.
En la misma playa también puede tomar clases de este deporte en la escuela IKO. Le enseñará su propio socio e instructor, Pablo Berríos, quien también ofrece hacer el curso (desde $ 30.000) en playas cercanas, como La Vega de Pupuya, a 10 minutos al norte de Matanzas, donde las buenas olas están a la orden del día.
Si prefiere partir por algo más seguro y que fascinará a los niños, en Roca Cuadrada pregunte por las clases de SUP. Se trata de una tabla más grande que la de surf, donde se sube y avanza sobre el mar ayudado por un remo. Es seguro, fácil de aprender y, por sobre todo, divertido. En una clase de una hora ($ 25.000) aprenderá desde subirse a la tabla hasta ponerse de pie y remar solo. Si se anima, puede tomar algunas de las modalidades que ofrecen ahí, como el freestyle.
EN EL LITORAL CENTRAL
Chile tiene tan buenas olas que si toma un mapa y deja caer un alfiler sobre él, casi cualquier región le servirá para practicar estos deportes. Si no quiere manejar tanto, puede ir a los balnearios del litoral central. Uno de esos es Concón, a 100 minutos de Santiago.
Vaya a la escuela Punto Surf, en la playa La Boca, en la desembocadura del Aconcagua, que varios fines de semana al mes ofrece un paquete con clases de surf, almuerzo y una sesión de yoga en el segundo piso de su escuela con vista al mar. Es barato ($ 20.000 p/p) y dura cuatro horas.
Desde esta temporada, esta academia, además, imparte cursos de jiu-jitsu, un tradicional arte marcial japonés, que está de moda entre los surfistas. Lo practican antes de meterse al mar, porque les ayuda a la concentración y a mejorar las posturas. El 11 veces campeón mundial de surf, Kelly Slater, no se sube a su tabla sin antes hacer una sesión de esta disciplina. Si no es surfista, también puede tomar la clase.
Una hora al norte de ahí, en la playa Abanico, de Maitencillo, está la Escuela de Surf Maitencillo. La gracia es que está abierta todo el año y puede llegar desde las 9 AM a las 7 PM para practicar este deporte. Las clases individuales parten en los $ 25.000 y las grupales en los $ 16.000.
Si anda con más tiempo y ganas de recorrer la carretera, vaya hasta Totoralillo, en la cuarta región, considerado por los surfistas como uno de los “puntos calientes” de esta disciplina. Sus olas son famosas en todo Chile y les puede sacar provecho con unos instructores que las conocen bien, como los de la escuela de surf que tiene el mismo nombre del balneario y que es la única con estacionamientos propios. Los cursos individuales parten en $ 25.000 y los pueden tomar grandes y chicos.
Una de las gracias de practicar el surf ahí es que puede tomar buenas fotos de sus aguas color turquesa y lucirse con sus seguidores en Instagram.