No todos los atractivos de Frutillar están junto al lago. En los sectores rurales de esa comuna, en medio de paisajes sobrecogedores, hay lugares donde puede probar auténticos sabores de campo o conocer cómo se elabora una cerveza bien artesanal. Vale la pena un recorrido por la cara menos conocida de esta ciudad.
Por Darío Zambra.
Probar cerveza artesanal
Si conduce desde el final de la Av. Phillipi hacia el norte, a través de un camino ripiado, llegará hasta el sector de Los Bajos. Ahí, a 11 km de Frutillar Bajo, el descendiente de alemanes Egon Yunge creó hace un par de años una pequeña cervecería, Los Bajos, que puede ir a conocer si lo llama previamente.
Guiado por él mismo, verá cómo elabora dos variedades de cerveza, un rubia y otra negra. Tan casero es su proceso, que sólo envasa 4.000 botellas al mes. Las puede encontrar en algunos lugares de Frutillar, como el restaurante Colonos del Lago, o aquí (330 cc, $ 1.500). Lleve el pack de seis, que viene en una cajita de madera hecha por Egon ($ 10.000).
DONDE: Sector Los Bajos (al llamar le darán las indicaciones de cómo llegar) RESERVA: 65.2335306 EST.: En el lugar, gratis.
Puro sabor casero
A 3 km de Frutillar Alto, cruzando la carretera, se encontrará con el camino que lleva a Colonia La Radio, un sector rural donde hay varias parcelas. En una de esas funciona Los Aromos, un proyecto de agroturismo donde la señora Mirta Ovando invita a pasar un día de campo. Previa reserva y en un quincho que construyó junto a su casa, ofrece desayunos y almuerzos, elaborados con productos sacados de su granja y huerta 100% orgánica.
Es ella misma la que prepara todo: desde el mousse de manzana que ofrece de postre, hasta el mismo asado de cordero. Eso, además de las sopaipillas con que recibe a los visitantes.
DONDE: Sector Colonia La Radio (al llamar le darán las indicaciones de cómo llegar) RESERVAS: 9.6548781 EST.: En el lugar, gratis.
Un día como alemán
También en Los Bajos está la casona de Clara Aichele, una descendiente de alemanes que vive en una construcción típica de los antiguos colonos, en madera de laurel y canelo y levantada hace casi un siglo. El lugar es de ensueño y se sentirá como si estuviera en la casa de Heidi: rodeado de verde y una impecable vista al lago Llanquihue y a los volcanes Osorno, Calbuco y Puntiagudo, si está despejado.
Lo que ofrece ahí es hospedaje ($ 12.000 p/p con desayuno incluido), pero también pasar el día probando su privilegiada repostería alemana. Avísele un par de días antes si quiere ir a desayunar o almorzar. Si elige lo primero, de seguro podrá degustar su kuchen de manzana, sus wafles y su torta de merengue con frambuesas. Si es lo segundo, probará el pato al horno, que le queda como para repetirse.
Para completar la experiencia, su esposo Manfred lo puede acompañar a cosechar frambuesas a la huerta o a arrear las ovejas de un potrero a otro. No deje de llevar su manjar casero, pues no encontrará nada igual en ningún lado ($ 6.000).
DONDE: Sector Los Bajos (al llamar le darán las indicaciones de cómo llegar) RESERVAS: 9.5866003 EST.: En el lugar, gratis.