Por: Damaris Torres Fecha:11 Oct 2018

En Barbudo Beer Garden la cerveza se toma y se come

Más de 100 etiquetas y 19 salidas de schop de cerveza artesanal es lo que tiene este bonito bar de Plaza Ñuñoa, el primer beer garden de Chile.

Más de 100 etiquetas y 19 salidas de schop de cerveza artesanal es lo que tiene este bonito bar de Plaza Ñuñoa, el primer beer garden de Chile.

Si de algo sabe Barbudo Beer Garden es de cervezas. Y cómo no, si desde hace más de 20 años ha cultivado esta tradición

Primero, en una pequeña taberna en Av. Pedro de Valdivia con Diagonal Oriente, y desde el 2012 en esta casona de dos pisos ubicada al frente de la Plaza Ñuñoa.

Eso, además, que fue el primer beer garden de Chile, es decir que abrió una enorme terraza en su patio trasero, con plantas alrededor y mesas para compartir, igual como lo hacen en Alemania.

A eso le sumó unos murales increíbles que hizo la Brigada Negotrópica, el colectivo nacional de artistas urbanos que desde hace más de 20 años pinta en espacios públicos de América Latina y Europa.

De hecho, en este local hicieron una obra que cuenta -en todas sus paredes- la historia de la cerveza, desde sus primeras apariciones en Egipto, hasta el proceso de elaboración.

Más de 100 etiquetas

Seguro que si vas, te sorprenderás con su larga barra, con sus 19 salidas de schop y con sus más de 100 etiquetas de cervezas.

De ellas, la mayoría son elaboradas en pequeñas empresas chilenas de Valdivia, Valparaíso, Viña del Mar, Olmué, entre otras ciudades.

Ahí probarás la Imperial Smoked Chily Porter, una negra de 9,2° que tiene añadidura de ají cacho de cabra ahumado, y que prepara la cervecería artesanal porteña Hess (schop, $ 3.800).

Otra imperdible es la Imperial Stout de Bundor, hecha en Valdivia con 11° y con claras notas de café y chocolate (schop, $ 4.000).

Por supuesto que también tienen cervezas extranjeras, entre ellas de Bélgica, Inglaterra, Suiza, Holanda y EE.UU., de esta última destaca la Sculpin, una IPA de 7° bien cítrica y tonos a mango, maracuyá y pomelo, que elabora la cervecería californiana Ballast Point.

Cerveza para comer

Cualquiera que pidas tienes que acompañarla con algunas de sus preparaciones, las que también se cocinan con cerveza.

Un ejemplo es su clásica pizza “Barbuda” ($ 9.500), para dos o tres personas. Te hará alucinar su masa a la piedra que fermentan con una stout y que, además, lleva una rica salsa de tomate casera con gotas de cerveza, queso mantecoso, tocino, champiñón, pollo y crema.

O sus hamburguesas súper gruesas -tienen 225 gramos- que se asan en este brebaje para después llevarlas a la mesa en pan frica, baguette o marraqueta. Tú eliges cuál y todas valen $ 5.000.

Son igual de buenas las tablas para compartir, como la “De las Costillas” ($11.000) que son de cerdo marinadas en stout y merquén ahumado, y braseadas en su jugo y miel de ulmo.

Ojo, todos los meses hacen catas, de hecho la próxima es el sábado 20, pero es mejor que revises su Facebook para conocer más detalles de la programación.

Y si te quieres llevar cerveza para la casa, puedes comprar un growler o una botellón de dos litros a $ 7.000 y llenarlo con la que más te gustó.