Por Mariana Martínez.
Por si no la conoce, la garnacha o grenache es una variedad española de vid. A inicios de esta década, ocupaba el séptimo lugar de las variedades más plantadas del mundo y en las regiones donde ha abundado, en España y Francia, se ha usado como parte de mezclas. En Chile no habíamos oído de ella, porque es nueva y recién hace algunos años se comenzó a plantar. Pero ahora que están apareciendo sus primeros tintos -y de seguro vendrán más- bien vale la pena darle una oportunidad en solitario.
La Huasa de Sauzal: La primera garnacha que se vio solita en la etiqueta de un vino chileno fue la de Renán Cancino, un viticultor con viejos viñedos de uva país en el secano interior del Maule. Hace siete años se atrevió a injertarlos, aprovechando sus profundas raíces, con estacas de esta cepa tinta. Cautivó de inmediato su primera cosecha 2012, con una fruta liviana, roja, muy jugosa.
Esta aún la puede degustar por copa en el bar de vinos Bocanáriz, a $ 2.500 los 50 cc; no se la pierda aquí junto a un risotto al cilantro y texturas de setas ($ 5.900) o un conejo en salsa de mostaza con puré de queso manchego ($ 10.500). Si se atreve a probarla por botella, la Garnacha Huasa de Sauzal 2013, aún más encantadora, se encuentra en la tienda BBvinos muy cerca de allí, en el GAM ($ 17.500).
De Itata al mundo: De las empinadas laderas del valle de Itata, aprovechando la vitalidad de un antiguo viñedo de país, proviene el robusto tinto Grenache 2013 de García+Schwaderer, que recién está llegando al mercado bajo la mano y marca de los enólogos chilenos Felipe García y Constanza Schwaderer.
Esta fiesta de fruta negra en la copa estará pronto a la venta en la tienda de especialidades Santiago Wine Club, con su llamativa etiqueta rosa intenso. Su enólogo no duda en recomendarla con la compañía de unas buenas prietas con papas. Valdrá $ 10.000 la botella.
Del frío de Lo Abarca: Aunque la garnacha siempre ha tenido que ver con el cálido y soleado mar Mediterráneo, en la Viña Casa Marín decidieron plantarla como experimento, el 2011, a sólo 4 km de la costa del frío Pacífico. Acostumbrados a los retos de plantar en zonas frías dentro del valle de San Antonio, Marilú Marín y su hijo Felipe lograron con este desafío un vino de garnacha vibrante, de acidez exquisita como ninguna otra.
Claro que no fue fácil, por eso sumaron un 45% Syrah al poco vino que obtuvieron de sus novatos viñedos. El resultado es un tinto único, de color rubí intenso, aterciopelado y firme a la vez en su paso por la boca. Se llama Lo Abarca N°3 Garnacha/Syrah 2013 y ya está en la tienda Santiago Wine Club a $ 19.900. Vaya por una botella, porque son apenas dos mil.