Ovalle será la primera ciudad en celebrar el inicio de la cosecha de las uvas. Le seguirán otras, como Santa Cruz y Curicó, con festejos que giran en torno al vino y la comida, pero con otros panoramas cercanos, que aseguran un fin de semana perfecto.
Junto con las responsabilidades de marzo, llega una sola cosa agradable: el comienzo de las vendimias en varios valles del país y, con ellas, las fiestas. Es el período en que las uvas ya están maduras, listas para su cosecha y posterior transformación en millones de botellas de vino, y eso se celebra no sólo con la exhibición de los productos en las plazas principales de cada localidad asociada a un valle, sino con paseos y menús especiales en cada una de las viñas.
A estas celebraciones se suman miles de visitantes. “Un 14% de los extranjeros llega a Chile motivado por experiencias asociadas a las viñas. El vino y la gastronomía están presentes en las fiestas de la vendimia y, por eso, son un espectáculo imperdible para ellos y para los chilenos”, dice el director nacional de Sernatur, Omar Hernández.
Las festividades se inician este fin de semana y durarán hasta mediados de abril. Finde escogió cinco zonas para sacarles partido a todas las actividades: los valles de Limarí, Casablanca, Maipo, Colchagua y Curicó.
Festejo nortino
Términos como vino y vendimia tienen que ver con la zona central de Chile. Pero en la última década hay un valle del Norte Chico que los ha hecho propios: el de Limarí, en la IV Región. Esta es la primera fiesta de todas las que se harán en 2015. Ahí tres viñas -Tabalí, Tamaya y Dalbosco- destacan por sus chardonnay, pinot noir y syrah, y junto a la Municipalidad de Ovalle están detrás de la décima versión. Entre hoy y el domingo, en medio de las palmeras y jacarandás de la plaza ovallina, habrá 30 stands de vinos y gastronomía de la zona: camarones de río, queso de cabra y churrascas, esas crujientes tortillas hechas a la parrilla que combinan con un chardonnay Reserva Especial de Tabalí.
Para los fanáticos de la música, la noche del domingo tiene una sorpresa: pasadas las 9 PM, Los Jaivas subirán al escenario a cerrar la jornada.
Si quiere sacarle partido al viaje hasta Ovalle, vaya a Barraza, a 30 km de distancia. Además de una de las iglesias más antiguas de Chile, ahí encontrará el restaurante Cabildo Abierto, famoso por sus empanadas de camarón-queso de cabra ($ 2.000), y su cabrito a las finas hierbas ($ 6.000).
Como la celebración dura tres días, aloje allá. El hotel Ovalle Suite, a una cuadra de la plaza, es una casona patrimonial restaurada y destaca por su desayuno 100% limarino, con queso de cabra y mermelada casera de copao, el fruto del cactus del mismo nombre que abunda en Limarí.
La gran fiesta de Colchagua
El 6, 7 y 8 de marzo el foco se trasladará al Valle de Colchagua, en la VI Región. Palmeras y pinos centenarios de la plaza de Santa Cruz darán sombra a quienes lleguen a la XVI Fiesta de la Vendimia, que tendrá de todo para pasarlo bien, desde la degustación de los mejores vinos de 13 viñas del sector, hasta stands con artesanía colchagüina. Como los diseños en teatinas, esos tejidos hechos con paja de trigo que se usan sobre todo en joyería.
Santa Cruz está a dos horas de Santiago. Si quiere ir sin preocuparse de manejar, la opción es el tren. El sábado 7 de marzo, a las 9.50 AM, saldrá desde Estación Central un convoy especial de la empresa Tren Central. Más de 300 personas viajarán hasta San Fernando, con degustaciones de algunas cepas y música en vivo a bordo. Al bajarse, varios buses trasladarán a los pasajeros hasta la plaza de Santa Cruz para que disfruten de la vendimia. Luego, podrán almorzar en el Boulevard de Colchagua, un nuevo centro gastronómico santacruzano, con cerca de 10 restaurantes de cocina variopinta. Luego, se puede ir a conocer alguna de las viñas cercanas, para regresar a la capital a las 6.20 PM.
Los que quieren recorrer la zona por cuenta propia, sin tour, pueden ir al sector de Apalta, a 10 minutos de Santa Cruz, donde está Viña Lapostolle. Sus dueños franceses, los mismos que elaboran hace más de 130 años el licor Grand Marnier, permiten recorrer parte de los viñedos a caballo, previa reserva ($ 66.000 p/p). Luego, puede probar un menú de cuatro tiempos con productos artesanales, como quesos frescos, charcutería y helados, bajo el parrón del pequeño restaurante del lugar ($ 40.000 p/p).
Casi al lado está la Viña Montes, donde puede partir la mañana con un paseo por el “camino botánico”, que se encarama por los cerros que rodean a los viñedos. La idea es avanzar y descubrir árboles centenarios; también aves, como loicas y zorzales. Vale $ 20.000 e incluye una cesta con frutos secos, agua y vino.
Montes tiene un bistró llamado Alfredo, con una terraza rodeada de una fuente de agua donde los niños pueden mojarse los pies. Su especialidad es la cocina patagónica, con un plato estrella: el cordero magallánico asado al horno por cuatro horas ($ 13.900). Después de comer, dé una vuelta en coche, gratis, por el predio.
En la Viña Viu Manent –a ocho minutos del centro de Santa Cruz- hay una cancha de salto ecuestre en que a veces los domingos se pueden ver demostraciones. Los visitantes, aperados de cascos y protecciones para las piernas, también pueden cabalgar por 50 de las 250 há de la viña. En esta época la demanda es alta, por eso llame antes para asegurar un cupo.
¿Cosechar la uva? En Viña MontGras, que está en Palmilla, a 15 min. de Santa Cruz, adultos y niños pueden cortar los racimos directo de las parras y luego pisar los granos para aprender más sobre el proceso de vinificación a la antigua. Pero ahí la actividad favorita de los turistas es hacer su propio vino: mientras los adultos preparan una mezcla personal con variedades tintas, los niños se entretienen diseñando la etiqueta de la botella que al final se llevarán a casa.
La oferta hotelera de Colchagua es amplia, pero ojo, que para esta fecha está casi todo reservado. Por eso, es mejor contactar a la empresa Ruta del Vino (www.rutadelvino.cl), que tiene desde tours por la zona hasta cupos de hospedaje. Una opción es el hotel boutique Cava Colchagua, en el sector de Barreales, a tres minutos de la plaza de Santa Cruz. Debutó hace cinco meses, pero ya se ha hecho conocido gracias al boca a boca, porque sus habitaciones son ocho barricas de madera convertidas en lujosas cabañas. Antes del check-out, vaya al spa a disfrutar una hora de masaje y 30 min. más en una tina caliente.
Muy cerca de ahí está el restaurante Casa Colchagua, donde puede seguir probando delicias de la región, como una jugosa plateada a la cacerola con guiso de mote ($ 8.600).
Dar una vuelta por el Museo de Colchagua, en el centro santacruzano, es una buena idea si anda con niños. Tiene una colección de 10.000 piezas, pero hay un par que llamará la atención de los más pequeños: un piano que perteneció a Bernardo O’Higgins y la cápsula Fénix que sacó a los 33 mineros atrapados en la mina San José.
Si lo suyo es la aventura, conozca Colchagua desde 500 metros de altura a bordo de un globo de la empresa Flotar. Despega a eso de las 7 AM desde una cancha de fútbol en Peralillo, a 20 min. de Santa Cruz. En una hora de vuelo se puede ver y fotografiar el valle con la luz tenue del amanecer (desde $ 100.000 p/p).
La pionera
La Fiesta de la Vendimia de Curicó ya tiene 29 años. Es la que partió con esta tradición y su versión 2015 se hará, como siempre, en la Plaza de Armas, del jueves 19 al domingo 22 de marzo. Se espera que lleguen más de 150.000 personas y por eso una docena de viñas ya está preparando sus stands para que los visitantes prueben sus mejores mostos.
Hay un rito que este año no estará ausente: desde la pileta, en el costado noroeste de la plaza, el sábado 21 al mediodía, comenzará a brotar vino tinto para que el público lo pruebe gratis.
Luego de disfrutar la fiesta en la plaza, puede ir a alguna viña de los alrededores. Las Pitras es un viñedo boutique a orillas del río Mataquito, a 20 minutos de Curicó, por el camino que va hacia Vichuquén. Por sus laderas colmadas de parras se pueden hacer paseos en bicicleta o a pie. Un guía planea el recorrido, que puede ser por senderos más inclinados o más planos, según la experiencia de los participantes. Eso sí, siempre se pasa por la orilla del río para refrescarse. Incluye snack, agua y una degustación de vinos ($ 19.000) y debe coordinarse un par de días antes.
Para los más gourmet, está el restaurante de la Viña Miguel Torres, a un costado de la Ruta 5 Sur (km 195). Existe hace 14 años y tiene un almuerzo de cuatro tiempos con platos que van cambiando según la estación del año. En esta época puede probar una mechada de wagyú, que se cocina a fuego muy lento, o una merluza austral sellada en aceite de oliva, suave y fresca, ideal para el verano. Es un local para 60 personas y por eso lo ideal es reservar con anticipación. El almuerzo cuesta desde $ 33.000 p/p.
¿Dónde alojar? A 20 km de la ciudad, camino a Teno, hay una casona de piedra y madera que fue remodelada hace un par de años. Es el hotel Comalle, rodeado de un parque lleno de sauces e higueras. Lo mejor del lugar, es el silencio inmutable que hará que se despierte sólo con el trinar de los pájaros, para luego ir a tomar un desayuno campestre. No se pierda el pan hecho en el lugar, de cáscara crujiente e interior muy blando, y la mermelada hecha con higos cosechados ahí mismo.
Camino a Viña del Mar
El Valle de Casablanca, a 50 minutos de Santiago, por la Ruta 68, tendrá su fiesta el 11 y 12 de abril en la Plaza de Armas local. Es la tercera versión de esta festividad que, aparte de los 15 stands con vinos y gastronomía, tendrá una barra de espumantes de la zona, maridados con platos locales como el ceviche de camarón, jengibre y cebolla morada preparado por chefs de los restaurantes de las viñas.
Para los más grandes, una de las entretenciones de la fiesta será el “pisoneo de uvas”, ese en que la gente se mete dentro de cubas de madera para apretar con sus pies los racimos hasta convertirlos en jugo. Se hará el domingo 12 de abril, al mediodía. Para los niños, habrá un rincón especial con juegos infantiles y otros criollos como la rana y el emboque. Ahí podrán pintar su versión de la vendimia con lápices de colores o acuarela.
A la hora de almuerzo, un imperdible es ir al restaurante Macerado, cerquita de la plaza. Quienes lo han probado dicen que ahí se hace uno de los mejores costillares de cerdo de Chile, macerado en cacho de cabra y servido con puré al merquén ($ 8.900). Tienen menú de niños también ($ 6.500), con hamburguesas caseras o suprema de ave. Mientras esperan su plato, los chicos pueden jugar en el patio con resbalines y columpios del lugar.
Aún hay tiempo para reservar si su idea es quedarse en Casablanca. Una de las opciones es el hotel La Casona, que está al interior de la Viña Matetic, a 20 min. del centro de Casablanca por la salida hacia Algarrobo. Alojar ahí es como retroceder a fines del siglo XIX, pero con las comodidades actuales. Sus habitaciones están en una casona antigua de esas con tejas y largos corredores, que fue remodelada en 2004. Está en medio de un parque lleno de rosales y palmas chilenas. Algunas piezas miran hacia éstas, y otras, hacia viñedos de sauvignon blanc.
Varias viñas, entre ellas la propia Matetic, ofrecen tours en bicicleta, trekkings y cabalgatas, pero una buena alternativa para ir en familia es una caminata de baja intensidad en la Viña Kingston Family Vineyards, a cinco min. del centro de Casablanca. Es un recorrido por laderas sembradas de parras para conocer los diferentes tipos de uvas y probarlas al paso. Dura 45 minutos y tiene una vista panorámica hacia el valle. Al medio del paseo se hace un break para refrescarse a la sombra de boldos y quillayes; de vuelta, se pasa por un tranque con patos y garzas. Para finalizar, hay un almuerzo con pescados y mariscos de la V Región (todo por $ 45.000 p/p).
Vendimia santiaguina
Si no quiere salir de la Región Metropolitana, a 45 min. del centro de Santiago también habrá una fiesta, una que se organiza hace 11 años en el Parque Vicente Huidobro de Pirque, en el sector El Principal. En 12 há, las viñas del Valle del Maipo celebrarán el 11 y 12 de abril mostrando lo mejor de su producción en 25 stands. Ojo con las nueve marcas boutique que elaboran vinos orgánicos, como antiguamente se hacía, con pisa de uva y sin aditivos.
Habrá otros 25 puestos con gastronomía y artesanía. No se vaya sin probar las carnes de caza de la zona, como el jabalí al palo y las longanizas de ciervo. Tampoco se pierda el pastel de choclo, cremoso y dorado, de La Vaquita Echá ($ 6.900), el clásico restaurante de Pirque que todos los años está presente en la fiesta con un stand.
Si lleva a sus niños, habrá un área de más de 200 m2 con juegos infantiles (taca-taca, resbalines, columpios) y un canopy de 25 m de largo que cruza por arriba de las copas de los árboles.