Justo al lado de Bocanáriz, el bar especializado en vinos de barrio Lastarria, en lo que fue Gatopardo, abrió la semana pasada Chipe Libre, un restobar donde lo que manda es el pisco. Se trata de una barra de 18 metros de largo con 68 etiquetas, que son del norte de Chile y del sur de Perú.
En el lugar podrá probar más de 10 cocteles de autor hechos con este destilado, como, por ejemplo, el sahumerio ($ 7.900), con pisco Monte Fraile de 40°, jugo de naranja, un terrón de azúcar, clavo de olor y humo que sale del vaso y huele a canela. También es recomendable el macerado en pisco chileno y peruano, que es refrescante pero pica, pica, porque está hecho con tres tipos de ají: verde, rocoto y puta madre ($ 3.900).
Ya se preguntará cómo es que pisco peruano y chileno conviven juntos en esta preparación. Es el concepto de este nuevo negocio de Jérôme Reynes, el mismo detrás de Bocanáriz, La Fabbrica, Uncle Fletch y Castillo Forestal. Se trata de un “país imaginario”, entre el norte de Chile y el sur del Perú, con un mapa y una Constitución propia (el mapa lo podrá ver pintado en sus murallas).
De hecho, al igual como sucede en Bocanáriz con el vino, aquí también hay “vuelos”, es decir, copas más pequeñas para degustar lo mejor del destilado de ambos países, como el Súper Premium, que consiste en tres shots de pisco de Tamaya, Waqar (los dos chilenos) y Portón (peruano), que cuesta $ 12.500.
La cocina también mezcla ingredientes de ambos países, como el cebiche caliente de camarones flambeado en pisco ($ 6.600), con un caldo cremoso y bien sabroso. No deje de pasar por uno de los puntos fuertes de este lugar: la terraza interior, donde se puede fumar uno de los 15 tipos de habanos que incluye la carta del local.
Teléfono: 226640584
Est.: Villavicencio 354, $ 1.200 la hora.