Por Lya Rosén D.

Según la Real Academia Española, funámbulo es aquel artista que realiza ejercicios sobre la cuerda floja o el alambre. Y fue precisamente un cultor del funambulismo quien en agosto de 1974 se convirtió en el centro de la noticia al cruzar por un cable el espacio que separaba las Torres Gemelas de Nueva York, no una, sino ocho veces. Su nombre: Philippe Petit, el francés que en 2002 lanzó el libro To reach the clouds, donde revive su hazaña aérea, y que, además, fue protagonista del documental Man on wire (2008), de James Marsh.

Más de tres décadas después de su reto a las alturas, cuando el World Trade Center ya no existe, el estadounidense Robert Zemeckis (Volver al futuro, Náufrago) decidió volcar su mirada en el artista galo y hacer de su pasaje en la Gran Manzana el eje de un largometraje. El mismo que revive la figura de un joven Petit (Joseph Gordon-Levitt), cuando ofrece sus shows en las calles de París, pero del que también, gracias a un juego temporal, conocemos su infancia y el momento en que comenzó a soñar con desafiar la gravedad. Un sueño que comienza a tomar verdadera forma cuando consigue que su ídolo infantil, el circense checo Papa Rudy (Ben Kingsley), lo adiestre, y que luego transforma el cruce entre las Torres Gemelas en la meta de su vida.

Luego de lograr la atención de los parisinos con una caminata sobre la iglesia de Notre Dame, Petit decide que es hora de viajar a EE.UU., secundado por su novia Anne (Charlotte Le Bon), el fotógrafo Jean-Louis (Clément Sibony) y su amigo con fobia a las alturas Jeff (Cesar Domboy). Una aventura que se apodera de los últimos 40 minutos de En la cuerda floja, con una de las más elaboradas escenas de riesgo de los últimos años, que claramente fue hecha para las salas 3D.

Título Original: The Walk
Dirección: Robert Zemeckis
Actores: Joseph Gordon-Levitt, Charlotte Le Bon, Ben Kingsley, Clément Sibony, Cesar Domboy
Calificación: Para todo espectador.