Por Lya Rosén D.

En 2007, el guionista y realizador chileno Sebastián Silva llamó la atención de la crítica local con su ópera prima La vida me mata. Pero fue con su segundo largometraje, La nana (2009) -que coescribió con Pedro Peirano– que obtuvo el aplauso unánime tanto del público y comentaristas locales como de los norteamericanos.

De hecho, logró estar entre las películas extranjeras nominadas a un Globo de Oro en 2010, algo que le permitió ampliar su distribución internacional y trabajar con actores foráneos, con los que en 2013 dio vida a dos cintas opuestas, la comedia Crystal Fairy y el cactus mágico y el thriller Magic magic.

Pero faltaba el siguiente paso de Silva: vivir y filmar en EE.UU., ni más ni menos que en Nueva York, una de las cunas del cine indie estadounidense. Es en la Gran Manzana que el cineasta ambienta su última realización, Guagua cochina, la historia de tres de sus habitantes que buscan ser padres. Uno de ellos es Freddy (el mismo Silva), un artista homosexual chileno que anhela concretar el sueño de tener un hijo con su mejor amiga, la enfermera Polly (Kristen Wiig).

A ellos se suma la pareja de Freddy, el carpintero Mo (Tunde Adebimpe, vocalista de TV On the Radio), quien se convierte en el potencial dador de espermios cuando Polly descubre que los de Freddy no son adecuados para la fecundación.

Para rematar están los personajes como un vecino gay y el demente conocido simplemente como El Obispo (Reg E. Cathey), uno de los dolores de cabeza de los protagonistas de la cinta y pieza clave del gran quiebre de su relato. Esto logra remecer a algunos espectadores, pero también despertar a otros que se sumieron en los interesantes y, al mismo tiempo, algo soporíferos 50 minutos restantes de la trama.

Título original: Nasty Baby
Dirección: Sebastián Silva
Actores: Sebastián Silva, Kristen Wiig, Tunde Adebimpe, Reg E. Cathey, Mark Margolis, Agustín Silva
Calificación: Para mayores de 18 años.