Por Marcelo Morales.
Lejos de la ambición existencialista de The Revenant, y también de las reflexiones que destilan cintas como La gran apuesta y En primera plana, esta película irlandesa es la gran sorpresa de los próximos premios Oscar, donde compite por Mejor Película, Mejor Director, Mejor Actriz Principal (Brie Larson) y Mejor Guión Adaptado. Dirigida por Lenny Abrahamson, la cinta sólo aspira a contar muy bien una historia que, de todas maneras, es excepcional. A su favor, lo hace sin estruendo, tratando de entablar una conexión directa entre el público y sus personajes.
Basada en el best seller homónimo de Emma Donoghue, la película parte con una madre en una humilde habitación con su hijo que está a punto de cumplir cinco años. Paulatinamente, se da cuenta de algo insólito: ella fue capturada por un hombre que la ha mantenido encerrada desde antes del nacimiento del niño, hijo de este cautiverio. Ella lo ha criado con la idea de que el mundo son esas cuatro paredes y las imágenes que muestra la televisión que ven es “magia”, tal como las cosas que consigue el captor, apodado el “Viejo Nick”. Pero ella llega al límite e idea una forma de escapar, mientras el niño no se convence de ir a un lugar que para él suena irreal.
Bajo esta premisa, la cinta se sostiene firmemente en las actuaciones de Brie Larson (favorita para llevarse el Oscar) y, sobre todo, en el increíble trabajo del niño Jacob Tremblay. Con ellos, La habitación crea escenas en donde el vínculo emocional es fuerte y creíble. Todo sobre un velo de sencillez que la convierte en un filme poco pretencioso, aunque a veces al borde del sentimentalismo, pero no por ello intrascendente. En ese pequeño espacio resulta ser altamente efectiva, incluso extraña y, a veces, aterradora.
Título Original: Room
Dirección: Lenny Abrahamson
Actores: Brie Larson, Jacob Tremblay, Joan Allen, William H. Macy
Calificación: Mayores de 14 años.