Por Lya Rosén D.
Cuando los adolescentes de su edad estaban enfocados en los estudios y primeros flirteos con las muchachas, James Bulger ya había hecho de las pandillas juveniles su modo de vida y conocía varias de las correccionales de Boston. Un primer camino de robos a pequeña y mediana escala que luego lo llevarían a convertirse en el capo criminal más conocido y temido de dicha ciudad estadounidense.
Una historia que saltó a la pantalla grande gracias a Scott Cooper, el director tras cintas como Loco corazón (2009), que tomó como base para su relato el libro Black mass, de los ex periodistas del diario Boston Globe Dick Lehr y Gerard O’Neill , donde hicieron la crónica de una existencia marcada por la frialdad con que Bulger, también conocido como “Whitey” (blanquito) -por su pálida tez y pelo rubio-, mantenía funcionando sus “negocios”.
En la película se conoce la historia del mafioso (encarnado por un irreconocible Johnny Depp) desde los 70, cuando ya está al mando de la pandilla de Walter Hill y lucha por el control del territorio de los suburbios del sur de Boston con el capo ítalo-americano Joseph Russo. Un control que desea obtener a toda costa y para el que no duda en empuñar un arma o usar sus propias manos, y, más tarde, aceptar la proposición de su amigo de infancia y ahora ambicioso agente del FBI, John Connolly (Joel Edgerton), de convertirse en informante de los federales.
Una sucesión de alianzas, muertes y secretos que en Pacto criminal son retratados con corrección y una mirada alejada de la caricatura, que a veces se hace presente en los filmes de mafiosos, donde destaca la solidez de su elenco y la contenida capacidad de Depp para revivir no sólo a Bulger, sino que también su alicaída carrera.
Título original: Black Mass
Dirección: Scott Cooper
Actores: Johnny Depp, Joel Edgerton, Kevin Bacon, Benedict Cumberbatch, Dakota Johnson,
Calificación: Para mayores de 14 años.