Por Marcelo Morales C. 

Luke Skywalker (Mark Hamill) ha desaparecido sin dejar rastro y tanto la Resistencia (la antes Alianza Rebelde) como el Primer Orden (el ex Imperio) andan buscándolo. Unos lo hacen para que los ayude a vencer el lado oscuro; los otros, porque es la mayor amenaza para sus intereses.

Esta es la premisa del esperado Episodio VII de esta saga galáctica creada por George Lucas, quien por primera vez no tiene ninguna participación en un filme que lleve el título de Star Wars en su inicio.

El despertar de la fuerza se sitúa 30 años después de El regreso del Jedi (1983) y, claro está, su principal gancho es la vuelta de los protagonistas de la recordada y añorada primera trilogía. Además del ahora misterioso Luke, también verá a la Princesa Leia (Carrie Fisher) y al escurridizo Han Solo (Harrison Ford) junto al inseparable Chewbacca. Hay, eso sí, un par de nuevos personajes que le dan nuevos aires a la historia: Finn (John Boyega), un soldado del Primer Orden que deserta y no le queda otro camino que convertirse en un rebelde, y Rey (Daisy Ridley), una solitaria y hábil muchacha que vive de recolectar chatarra en un desértico planeta y que se ve presa en el enfrentamiento entre el bien y el mal.

Son ellos los que finalmente encabezan las mejores escenas de acción de este filme dirigido eficientemente por J. J. Abrams, quien está preocupado de darles en el gusto a los más fanáticos de la saga, aquellos que alucinan con la vieja trilogía y se defraudaron con esas precuelas sobre Anakin Skywalker antes de convertirse en Darth Vader.

Y tantas son las citas a esas ya clásicas películas, que pareciera ser un nostálgico remake de ellas. Quizás sea ese su mayor pecado, porque eso le quita sorpresa y ritmo, pero lo remedia con unos emotivos y sorprendentes giros finales.

Título original: Star Wars: The Force Awakens
Dirección: J.J. Abrams
Actores: Daisy Ridley, John Boyega, Oscar Isaac, Harrison Ford, Mark Hamill, Carrie Fisher
Calificación: Para todo espectador.