¿Qué sacrificio estaría dispuesto a hacer un hombre para salvar a su familia y a su pueblo? Esta pregunta es la base de esta versión del clásico personaje descrito por Bram Stoker en su novela de 1897 y que se convertiría en ícono del cine, gracias a películas como la cinta homónima de 1931 -con Bela Lugosi como el conde vampiro- y la realizada por Francis Ford Coppola en 1992.
En la mirada 2014, el debutante realizador británico Gary Shore desarrolla una trama que mezcla el relato histórico con la ficción literaria para conformar una narración que se centra en la figura de Vlad Tepes.
Esta nos lleva a mediados del siglo XV, cuando el Príncipe Tepes gobierna Transilvania en paz. Una tranquilidad que se ha prolongado por una década, después de que él lograra alejar a las fuerzas turcas del territorio por medio de sangrientos métodos que le dieron el sobrenombre de Vlad, el Empalador.
Un nombre que forma parte de su pasado, ya que el monarca ahora se dedica a su territorio y a su familia, conformada por su esposa (Sarah Gadon) y su pequeño hijo (Art Parkinson). Sin embargo, los turcos retornan con el sultán Mehmed II (Dominic Cooper) a la cabeza y le imponen a Tepes la petición de que les entregue a 1.000 niños y jóvenes para hacerlos parte de su ejército.
Esto obliga al príncipe a tomar una arriesgada opción: ir a la cueva donde se oculta un vampiro ancestral y pedirle parte de su poder para enfrentar a los turcos. Pero la “ayuda” que la criatura puede otorgarle tiene su precio, ya que los poderes que obtendrá tras beber su sangre sólo durarán tres días.
Tres jornadas donde la sed será insoportable y tras las cuales, si logra superar el deseo de beber sangre humana, podrá volver a ser un hombre normal o, si sucumbe, se convertirá en un ser condenado a la inmortalidad.
Título original: Dracula Untold
Dirección: Gary Shore
Actores: Luke Evans, Dominic Cooper, Sarah Gadon, Art Parkinson
Calificación: Para todo espectador mayor de siete años.