En 1946 el estadounidense William Lindsay Gresham publicó su primera y más conocida novela: Nightmare alley, o El callejón de las almas perdidas. La cual solo un año después se convertiría en una pieza de cine negro protagonizada por Tyrone Power.
Quien en ese momento ya era reconocido como una figura romántica de la pantalla, por lo que vio en la adaptación del oscuro libro de Gresham, catalogado en su época como un “retrato de la condición humana”, la manera de darle un giro más serio a su carrera.
Una primera versión cinematográfica de El callejón de las almas perdidas que no obtuvo el éxito comercial ni de crítica que se esperaba, pero con el paso de los años se transformó en un clásico del film noir con su narración centrada en la figura del estafador Stanton Carlisle.
El mismo que más de siete décadas después retorna a la pantalla grande en la versión que Guillermo del Toro ofrece del relato literario de Gresham, donde Bradley Cooper se pone bajo la piel de Carlisle en una trama que se inicia con una impactante escena en una casa rural.
Donde el protagonista arrastra lo que parece un cadáver hasta un agujero en medio de una de sus habitaciones y le prende fuego, para salir sin premura del lugar con sus pocas pertenencias. El mismo que después viaja en un bus, en un recorrido que termina en un carnaval ambulante.
Una feria que a fines de los años 30 ofrece varias exhibiciones, de las que llama la atención de Stanford, o Stan, una con un ser “entre monstruo y humano”. Un fenómeno, en inglés “geek”, que conmueve al público al sacarle violentamente la cabeza a un pollo con sus dientes.
De la feria ambulante a Nueva York
Lo que en ese momento Stan no sospecha es que un tiempo después se encontrará trabajando para la feria encabezada por Clem (Willem Dafoe), el “dueño” del fenómeno de los pollos, como ayudante en el número de clarividencia de Madame Zeena (Toni Collette).
Un acto que ella y su marido, el alcohólico Pete (David Strathairn), desarrollaron en base a palabras claves que le permiten engañar a la audiencia, haciéndo creer que se está en presencia de poderes mentales relacionados con la adivinación y el contacto paranormal.
Sin embargo, la repentina muerte de Pete, donde podría haber tenido alguna injerencia Stan, marca la partida de este desde la feria en compañía de Molly (Rooney Mara), quien hacía un acto con electricidad, para buscar una mejor vida usando lo que aprendió de Zeena y Pete.
Así, dos años más tarde Stan y Molly realizan un exitoso show en un club nocturno de Nueva York, donde él lee las mentes de los asistentes. Un espectáculo que le ha dado fama y una buena situación económica, y lo lleva a conocer a un juez y a una misteriosa mujer.
Esta última es Lilith Ritter (Cate Blanchett), una elegante psicóloga que tiene entre sus clientes a los más importantes neoyorquinos y se involucra con el mentalista, y lo ayuda a engañar no solo al juez y su esposa, sino que también a un poderoso empresario.
La bajeza del ser humano
En la asociación que marcará un antes y un después en este relato marcado por el contrapunto entre la rareza de la feria con la elegancia de la vida en Nueva York, aunque siempre se mantiene como una constante la bajeza a la cual puede llegar el ser humano.
Lo que hace de esta nueva versión fílmica de El callejón de las almas perdidas un buen reencuentro con Del Toro, que podría ser aún mejor con algunos minutos menos de metraje, marcado por la singular atracción que posee el cine negro y su destacado elenco.
FICHA TÉCNICA
DIRECCIÓN: Guillermo del Toro
PROTAGONISTAS: Bradley Cooper, Cate Blanchett, Toni Collette, Willem Dafoe, Richard Jenkins, Rooney Mara, Ron Perlman, Mary Steenburgen, David Strathairn
GÉNERO: Suspenso/Drama
EDAD: Para mayores de 14 años