Por Lya Rosén.

Entre los mayores éxitos del cine español reciente se cuenta un puñado de películas que comparte el hecho de ser sobre y para adolescentes, tener al romance como parte importante de sus tramas y, esencialmente, llevar a la pantalla novelas que fueron éxito de ventas entre las jovencitas. Ese fue el caso de Tres metros sobre el cielo (2010) y Tengo ganas de ti (2012), ambas basadas en libros del italiano Federico Moccia y con Mario Casas como su protagonista. Ahora es el turno de El club de los incomprendidos.

Dirigida por Carlos Sedes, transforma en imágenes a Buenos días princesa, el primero de los volúmenes de la saga literaria de Francisco de Paula Fernández, alias Blue Jeans. Su trama tiene como punto de partida el día en que, debido a la separación de sus padres, Valeria (Charlotte Vega) se muda a Madrid.

Ahí no sólo debe habituarse a su nuevo departamento, el cual comparte con su madre Mara (Aitana Sánchez-Gijón ), sino también a su nuevo instituto -como los españoles le dicen a la secundaria-, en donde Valeria es obligada a asistir a una reunión con el orientador académico del lugar. Aquí conocerá a un heterogéneo grupo de estudiantes que, a pesar del primer encuentro, se convertirán en sus mejores amigos, como también en el eje de su crecimiento.

Una historia ya conocida y llevada al cine en múltiples ocasiones y que, en este caso particular, “homenajea” casi descaradamente a cintas como la clásica El club de los cinco (1985), de John Hughes, o la más reciente Las ventajas de ser invisible (2012),  lo que convierte a El club de los incomprendidos en una película sólo recomendable para chicas sensibles y, además, fanáticas de las novelas que la inspiran.