Por Lya Rosén D.

El 23 de noviembre de 1963, un hecho fracturó la historia política y social de los Estados Unidos. Esa jornada, el joven presidente de la nación, John F. Kennedy, recibió un disparo que le costó la vida y alteró la existencia de sus coterráneos de manera imborrable, sobre todo la de sus más cercanos. No sólo obligó a su vicepresidente, Lyndon B. Johnson, a asumir el liderazgo del país, sino también enfrentó a su esposa, Jacqueline, a la viudez y al abrupto final de su papel como Primera Dama.

Ese hecho fue el punto de partida de Jackie, la primera película del chileno Pablo Larraín con firma hollywoodense, en la que la actriz Natalie Portman se transforma en Jacqueline Bouvier y cataliza el sufrimiento de la joven esposa y madre, desde que su visita a Dallas se convierte en pesadilla. El relato mezcla la recreación de la entrevista que ella concedió a la revista Life poco después del asesinato -donde comparó a la administración Kennedy con Camelot- con una sucesión de dolorosos pasajes, como los preparativos del funeral y su obligado adiós a la Casa Blanca.

En lo que se traduce como el primer paso de Larraín en las “grandes ligas” del cine y la oportunidad para que Portman despliegue un papel sumido en el duelo (que satura un tanto la primera parte del metraje) y postule a un nuevo premio Oscar.

Puntuación: ****

Título original: Jackie
Género: Drama/ Biografía
País: EE.UU./ Francia/ Chile
Año: 2016
Director: Pablo Larraín
Guión: Noah Oppenheim
Reparto: Natalie Portman, Peter Sarsgaard, Greta Gerwig, Billy Crudup
Edad: TE+7