Por Ignacio Castro.

Mia y Sebastian (Emma Stone, Ryan Gosling) se conocen en malos términos en una autopista de Los Ángeles. Ella viene de un pueblito de Nevada y quiere ser actriz, pero de momento trabaja en un café al interior de un gran estudio de Hollywood, al tiempo que escribe una obra y asiste a audiciones para programas de TV de segundo enjuague, donde para peor la tratan pésimo. Él es pianista de jazz y sueña con tener su propio club, pero en medio toca lo que le pidan donde se lo pidan para pagar las cuentas, aun si la paciencia no le dura mucho con ningún pituto.

He ahí la premisa de La la land, lo nuevo del director y guionista Damien Chazelle, quien ya se había despachado un golazo con Whiplash (2014). El más sonoro estreno de la temporada se encamina a recaudar US$ 100 millones, batió el récord de victorias en los Globos de Oro, fue fenómeno en Venecia y sería raro que no se impusiera en los Oscar. En tiempos líquidos como los actuales, asoma una película de escenificación impecable y no poca ambición. Con protagónicos intachablemente multipropósito (una pareja de soñadores que canta, baila y toca el piano), se teje una fantasía romántica de gran escala y de largo aliento, donde el factor interpretativo y el impulso estético obran grandes momentos, incluso ésos que golpean el corazón. A este redactor, amigo del realismo a secas y no muy fan de artefactos posmodernos de esta liga, no se le ocurre eso sí una mejor película para una cita de viernes por la noche.

TITULO ORIGINAL: La la land
GENERO: Musical
PAIS: Estados Unidos
AÑO: 2016
DIRECTOR: Damien Chazelle
GUION: Damien Chazelle
EDAD: Todo espectador.