Por Lya Rosén D.

Entre las definiciones más conocidas para “ritmo” se cuentan aquellas que hablan sobre un orden de las cosas y la combinación grata de voces o sonidos. Pero también la palabra posee otro uso entre cinéfilos y comentaristas de cine: el de una armonía y encadenación de los hechos que dota a una película de un dinamismo especial al desarrollar su relato. Es decir, una característica clave para hablar de un buen o mal filme.

Zapatero a tus zapatos adolece del mencionado ritmo, marcando un nuevo punto negativo en la carrera de Adam Sandler, quien ha sido parte de buenas comedias, como El cantante de bodas (1998) y varias otras que se ubican bajo la medianía, como Son como niños (2010) y Jack y Jill (2011).

Y no sólo es dicha carencia lo que lleva al mal resultado de la película dirigida por Thomas McCarthy. También contribuye la singularidad de su poco creíble premisa: una máquina para coser suelas de zapatos que dota a estos últimos de la capacidad de hacer que quien se los ponga, no siendo su dueño, se convierta físicamente en el propietario original de los mismos, sin importar edad, clase social ni género.

Así, Max Simkin (Sandler), la cuarta generación que labora como zapatero en su familia, logra ponerse literalmente en la piel de un atractivo vecino llamado Emiliano (Dan Stevens), en la de un regordete adolescente y también convertirse en el criminal Leon Ludlow (Method Man), en uno de los momentos más “tensos” de la trama.

Ante esto, y a pesar de contar en el reparto con figuras como Steve Buscemi, Dustin Hoffman y Ellen Barkin, Zapatero a tus zapatos sólo es recomendable para personas con gran imaginación y paciencia, o aquellos que aún creen en el carisma de Sandler.

Titulo original: The Cobbler
Direccion: Thomas McCarthy
Actores: Adam Sandler, Dan Stevens, Steve Buscemi, Melonie Diaz
Calificación: Para todo espectador mayor de siete años.