En los minutos iniciales de esta película, un hombre herido choca su automóvil y baja del vehículo para terminar en el suelo, con su celular en la mano y mirando un video donde aparece una mujer. Luego, gracias a la magia del cine, la acción se traslada unos pocos días antes, cuando John Wick (Keanu Reeves), como se llama ese hombre, sufre la perdida de su esposa por una grave enfermedad. Pero como ella no quería que estuviera solo, tras los funerales llega a su casa una encomienda: una cachorra llamada Daisy que pronto se gana el corazón de Wick.

Pero el destino hace que se cruce en su camino Iosef Tarasov (Alfie Allen), el joven hijo de un mafioso ruso que desea que Wick le venda el Mustang del 69 que maneja, pero éste se niega. Como Iosef no acepta un no como respuesta, irrumpe en la casa de Wick, robando su auto y matando a su mascota. Pero el muchacho desconoce un pequeño gran detalle: acaba de atacar al asesino a sueldo más mortal del que se tiene registro.

Como es de suponer, el sicario deja su retiro de cinco años para cobrar venganza, aunque a sus planes oponga resistencia el padre de su atacante, el gángster de Nueva York Viggo Tarasov (Michael Nyqvist), quien ofrece US$ 2 millones como recompensa para quien lo elimine. Sin embargo, Wick es un hueso duro de roer y retoma las armas para eliminar a los hombres de Tarasov, en una de las tramas más violentas y sangrientas, pero al mismo tiempo más entretenidas del cine de acción de los últimos años.

En un reencuentro de Keanu Reeves con la violencia fílmica, pensada en el público masculino, donde su rostro impasible -ese que muchos mal criticaron en roles dramáticos de cintas como Drácula y Mucho ruido y pocas nueces – es perfecto para que de vida a uno de los personajes inolvidables del 2014.

Título original: John Wick
Dirección: Chad Stahelski, David Leitch
Actores: Keanu Reeves, Michael Nyqvist, Alfie Allen, Willem Dafoe
Calificación: Para mayores de 14 años