Hay quien ha planteado que el III Reich y los crímenes a los que se asocia, así como el líder que todo lo condujo, son temas demasiado serios como para andar chacoteando al respecto en las películas. Así y todo, hay quienes han desoído el parecer.
Se diría que Charles Chaplin lo hacía ya en El gran dictador (1940), tras lo cual se recuerda a Mel Brooks con Los productores (1968) y al italiano Roberto Benigni en La vida es bella, toda una sensación en 1997, aunque no faltaron los reproches (“Cantinflas en Treblinka”, llegaron a llamarla). Ahora fue el turno de un renacentista del humor neozelandés, Taika Waititi.
Conocido también como Taika Cohen, el cómico, actor, guionista y director la rompió en su país con un par de comedias entrañables (Boy y Cazando salvajes, disponible en Netflix). Luego, hizo su gracia para Marvel con Thor: Ragnarok. Ahora, descolocó a medio mundo con Jojo Rabbit.
Candidata a seis Oscar, esta sátira histórica no es de lo que se ve todos los días. Trata de un chico alemán de 10 años (Roman Griffin Davis), en los días finales de la II Guerra. Un niño que vive con su madre (Scarlet Johansson), que milita en las Juventudes Hitlerianas y cuyo mejor amigo vive en su imaginación… un chacotero Adolf Hitler (Waititi).
Jojo, como llaman al chico ama al Führer como tantos niños alemanes del período, y no puede creer cuando encuentra escondida en su casa a una joven judía. Ahí es cuando empieza a descubrir algunas cosas que ni siquiera sospechaba.
Esta fábula anti-odio se hace incontestable cuando es capaz de hacer funcionar la maquinaria cómica, cosa que ocurre con asombrosa frecuencia. Ahora, que se nos presente al mismo tiempo como un libelo contra el odio y una denuncia del horror, hace del visionado de esta película una experiencia extraña e inquietante. Todo por el mismo precio.
DIRECCIÓN: Taika Waititi
PROTAGONISTAS: Roman Griffin Davis, Scarlet Johansson, Taika Waititi
GÉNERO: Comedia/Historia
EDAD: Mayores 14