Pocas cosas son seguras en este mundo, y se diría que una de ellas es que Renée Zellweger recibirá su primer Oscar a mejor actriz el próximo 9 de febrero (hace 15 años se lo dieron por mejor secundaria, gracias a Secreto en la montaña). Primero que todo, porque su rol en Judy se ha ganado cuanto premio pueda uno imaginar, incluyendo el Globo de Oro.
Aportada esa evidencia, hay harto más. Por de pronto, Judy es acerca de los crudos años finales de Judy Garland, actriz y cantante que le dio satisfacciones a la industria de Hollywood y murió a los 46, ahogada en frustraciones, alcohol y químicos. A pocos temas los votantes de la Academia son tan sensibles.
Y por si fuera poco, estelariza un actriz que acaba de cumplir los 50, y que estuvo no poco rato alejada del ojo público tras haber sido la Bridget Jones de la pantalla grande (para no mencionar Jerry Maguirre y otras producciones de nota). Ahora vuelve, se relanza y lo hace con un personaje que nadie pudo obviar.
Judy Garland es la recordada Dorothy de Lo que el viento se llevó (1939), película que hasta hoy se sigue viendo, así como su canción estelar se sigue escuchando y reversionando. La película de Rupert Gold se dedica a contar los meses y años finales, pero cada tanto nos redirige a ese otro tiempo, solo para informarnos lo duros y abusivos que fueron.
A fines de los 60 y tras el fin de un matrimonio, Garland se dedica a tocar en localuchos sin tener un domicilio muy establecido para albergar a sus dos hijos. Con fama de inestable y poco confiables, dadas sus adicciones y sus conductas, parece tocar fondo.
Pero la posibilidad de presentarse en Inglaterra, donde la idolatran, le un empujón que la llena de entusiasmo. También encontrará un amor joven que le cambiará el rostro. Tal vez haya esperanza.
Que quede claro: el rol y quien lo encarna parecen haber nacido para llevarse una estatuilla, y en esto cabe subrayar las dotes miméticas de Zellweger, que incluso se atrevió –con éxito- a usar su voz en algunas de las canciones de Garland. Y que cuando ruge, ruge de verdad. Más dudoso, sin embargo, es que esta película sea más que un vehículo para ganar un Oscar. Ese Oscar.
El diseño de vestuario es alucinante y el look de época envuelve al espectador, a no dudarlo. Pero su dramaturgia es deficiente, carente de matices: he acá una película que sabe hacer explotar a su personaje y hundirlo en la depresión, pero que se desentiende de aquello que no puede ilustrar con un “gran momento”. Que puede ser verosímil, pero rara vez resulta verdadera.
DIRECCIÓN: Rupert Gold
PROTAGONISTAS: Renée Zellweger, Jessie Buckley, Finn Wittrock
GÉNERO: Drama/Biografía
EDAD: 14