Su imaginación, novelas, la Biblia e historias ajenas han sido la base de las cintas de Darren Aronofsky, por lo que La ballena es su primera película inspirada en una obra de teatro.
Una pieza del Off-Broadway -salas más pequeñas e independientes- que fue concebida a comienzos de la década del 2010 por Samuel D. Hunter, tomando como inspiración su propia vida.
Ya que cuando el autor de Idaho era una adolescente hizo de la comida su “medicina” para combatir la depresión que nació tras revelar su identidad sexual y perder su colegio y sus amigos.
Sin embargo, Hunter convirtió su experiencia en algo diferente: la historia de un profesor confinado en su departamento, que debido a la obesidad mórbida encara un trágico pronóstico.
El motor de la pieza teatral y también de la película dirigida por Aronofsky (Cisne Negro), que, como es habitual con sus cintas, dividió a la crítica, pero permite a Brendan Fraser brillar por completo en pantalla.
Fraser como eje de un relato “teatral”
La misma actuación por la que el actor, que en años recientes se alejó por completo de los blockbusters, ya ganó diferentes premios (Critics’ Choice, SAG) y postula por primera vez a un Oscar.
Una interpretación que finalmente podemos apreciar en este rincón del mundo y hace de Fraser el motor de un largometraje contenido y emocionante, aunque por momentos demasiado “teatral”.
Esto porque la cinta mantiene el departamento donde vive su protagonista como único escenario de sus casi dos horas de duración y hace de los diálogos, por sobre la acción, su ingrediente esencial.
Una opción que puede no ser del agrado del público general, pero permite que se destaque aún más la figura y la personalidad de su aproblemado protagonista: el reclusivo Charlie (Fraser).
Un académico que hace clases de inglés desde el sofá de su casa, usando un laptop para comunicarse con sus alumnos, lo que hace solo a través de la voz, sin prender nunca la cámara.
En busca del reencuentro con su hija
Esto ya que él quiere ocultar al mundo su condición, porque tiene claro que la mayoría de las personas prefieren evitar ver a alguien con su aspecto, sin importar su gran sabiduría y calidez.
Dos últimas características que son parte de su personalidad y solo ha compartido en los últimos años con su amiga y enfermera Liz (Hong Chau), quien está muy preocupada por su condición física.
La que empeoró dramáticamente y lo tiene ad portas de perder la vida debido a una insuficiencia cardíaca, por lo que Charlie, desoyendo el consejo de Liz, decidió contactar a Ellie (Sadie Sink).
La hija adolescente que dejó atrás, junto a su ex esposa, cuando optó por una nueva vida junto al amor de su vida: Alan, cuya repentina muerte gatilló la depresión que encara hace un tiempo.
Y es precisamente ese tenso reencuentro, junto a las visitas de Liz y un misionero, el eje dramático de La ballena, una cinta imperfecta, pero emotiva, que supera todos sus baches gracias a Fraser.
FICHA TÉCNICA
DIRECCIÓN: Darren Aronofsky
PROTAGONISTAS: Brendan Fraser, Sadie Sink, Hong Chau, Ty Simpkins, Samantha Morton
GÉNERO: Drama
CALIFICACIÓN: Para mayores de 14 años