Aunque en la aplaudida El hilo fantasma cambió el suelo estadounidense por Londres, la filmografía de Paul Thomas Anderson siempre se ha situado en diferentes lugares de California. Algo que repite con su largometraje número nueve: Licorice Pizza.
Y específicamente retorna al lugar que él ha definido como “el Beverly Hills de la clase trabajadora”: el Valle de San Fernando, el mismo donde nació hace 51 años y ambientó las cintas Magnolia (1999), Boogie nights (1997) y Embriagado de amor (2002).
Al cual ahora retorna con una verdadera declaración de amor a aquellas calles y lugares que conoció siendo niño y adolescente, que complementa con su revisión a anécdotas que escuchó de conocidos que también vivieron o viven en el denominado Valle.
Una melancolía que se refleja en todos los detalles en torno a su película, partiendo por su título inspirado en una tienda de discos que había sido bautizada por un sketch de los cómicos Abbott y Costello, donde vendían tanto vinilos como pizzas de regaliz o licorice.
Y cuya trama se ambienta en 1973, cuando el quinceañero Gary Valentine (Cooper Hoffman) se encuentra en una fila para pasar al gimnasio de su escuela donde la sacarán la fotografía del anuario y por su lado pasa una de las asistentes del fotógrafo.
La cual ofrece una peineta y un espejo a los estudiantes por si quieren arreglarse un poco antes del retrato, momento que el desinhibido Gary aprovecha para entablar conversación y conocer un poco de la veinteañera Alana Kane (Alana Haim).
El inicio de una conexión inquebrantable
Ante la cual se presenta como actor, ya que trabaja en comerciales y como secundario de películas y series, e invita esa misma noche al Tail o’ the Cock, el restaurante más visitado por los famosos en su barrio. Una cita a la que inesperadamente ella asiste.
Esto da inicio a una relación que Alana ve como una inusual amistad, debido a la diferencia de edad, aunque él claramente desearía que fuera romántica, y que incluye el que ella sea su chaperona durante el tour de promoción de la cinta Under one roof.
Donde él interpretó a uno de los hijos de Lucy Doolittle (Christine Ebersole), una actriz inspirada en Lucille Ball, al igual que muchos otros personajes del filme basados en figuras reales, como Jack Holden (Sean Penn) o Jon Peters (un brillante Bradley Cooper).
Un compañerismo que se pone a prueba en muchas ocasiones. Como cuando a él lo toman preso tras confundirlo con un asesino, al hacerse socios en la venta de camas de agua y al arriesgar sus vidas cuando Alana conduce un camión en bajada y en reversa.
Diferentes momentos que van profundizando una conexión que claramente va más allá de la simple amistad y teje un lazo casi irrompible entre Alana, quien a pesar de tener 25 años no sabe bien qué hacer con su vida, y el emprendedor, aunque inmaduro Gary.
Pero esencialmente es el reencuentro de Anderson con lugares y situaciones que marcaron su adolescencia y la de sus amigos, dibujando un relato tan nostálgico como divertido y refrescante, en que además destaca el encanto de sus protagonistas.
FICHA TÉCNICA
DIRECCIÓN: Paul Thomas Anderson
PROTAGONISTAS: Alana Haim, Cooper Hoffman, Sean Penn, Tom Waits, Bradley Cooper, Benny Safdie
GÉNERO: Comedia/Drama
EDAD: Para todo espectador mayor de 7 años