Este no es el primer y, con seguridad, tampoco será el último de los productos del subgénero fílmico enfocado en el público adulto joven, que tiene en las novelas juveniles su fuente de inspiración. Pero la saga de Los juegos del hambre, que se basa en los tres volúmenes escritos por la estadounidense Suzanne Collins, es una de las más exitosas. Eso, tanto a nivel monetario (la segunda de sus cintas, En llamas, recaudó más de US$ 860 millones), como en su puesta en escena.

Una característica que sólo se puede comparar con la serie de Harry Potter -cuyas películas y tramas fueron de menos a más- y que, en la caso de Los juegos del hambre, han sido una constante a lo largo de sus ahora tres películas. Eso se debe, esencialmente, a la factura de su realización y a su elenco, encabezado por la siempre sólida Jennifer Lawrence, que logra hacer realidad la fantasía postapocalíptica ambientada en Panem, el territorio antes conocido como Norteamérica.

Un país que sobrevivió a un fuerte conflicto interno para quedar gobernado, desde el rico Capitolio, por el Presidente Snow (Donald Sutherland). Este último es además el impulsor y símbolo de los mortales juegos que en la primera de las cintas lograron ganar Peeta Mellark (Josh Hutcherson) y Katniss Everdeen (Lawrence).

Y en Los juegos del hambre: Sinsajo, parte 1, es esta última nuevamente el motor de la trama, luego de despertar en el hospital del Distrito 13, la cuna de los rebeldes, encabezados por la Presidenta Alma Coin (Julianne Moore). Ese grupo busca derrocar a Snow con la imagen de la valiente joven de 17 años como su medio de propaganda. Aquí, además, Katniss se reencuentra con Gale (Liam Hemsworth) y descubre que Peeta se encuentra vivo y en el Capitolio, después de haberlo dado por muerto.

Título original: The Hunger Games: Mockingjay – Part 1
Dirección: Francis Lawrence
Actores: Jennifer Lawrence, Josh Hutcherson, Liam Hemsworth, Woody Harrelson
Calificación: Para todo espectador mayor de siete años.