Lucy
Después de cuatro matrimonios, el francés Luc Besson debería saber algo más de las mujeres. O quizás no. Tal vez esa misma convivencia haya aumentado el deseo de crear sus propios modelos femeninos en el cine. Desde esa mujer-compañera a la que dio vida en Azul profundo (1988) -encarnada por Rosanna Arquette- hasta Nikita (Anne Parillaud), la protagonista de la cinta homónima de 1990 que era obligada a transformarse en una máquina de matar. Después vendrían Natalie Portman como la niña en busca de venganza de El perfecto asesino (1994), y Leloo (Milla Jovovich), en El quinto elemento (1997), quien debe salvar a la humanidad. Todas, mujeres que de la inocencia pasan a una violencia inusitada.
Una galería de personajes que este año sumó otro nombre: Lucy, la protagonista de la última aventura de Besson. Una película en la que Scarlett Johansson es una chica que vive en Taipei, Taiwán, y que es engañada por su pareja, Richard (Pilou Asbæk), para entregar un maletín en un hotel. Con el miedo arrancándose de sus ojos, ella llega a la recepción del lugar, donde la rodea un grupo de orientales, al mismo tiempo que Richard recibe un mortal disparo por la espalda.
Sólo minutos después, Lucy está frente al Sr. Jang (Choi Min-sik), quien tiene un objetivo aún más peligroso para ella: transportar en su estómago dos bolsas con una droga experimental. La misma sustancia que, luego de una golpiza, se distribuye por su cuerpo dotándola de la capacidad de incrementar el uso de su cerebro y, por ende, de su cuerpo.
Para el público eso cobra más sentido gracias a un relato paralelo al protagonizado por Lucy. En éste, el Profesor Samuel Norman (Morgan Freeman) hace una conferencia sobre la capacidad del cerebro, postulando que se sólo se usa un 10%.
Titulo original: Lucy
Dirección: Luc Besson
Actores: Scarlett Johansson, Morgan Freeman, Min-sik Choi, Amr WakedCalificacion: Para mayores de 14 años
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