Culto
Por:

Magia a la Luz de la Luna

A comienzos de la década de los 50, un jovencito neoyorquino, llamado Allan Stewart Konigsberg, pasaba gran parte de su tiempo libre practicando trucos de magia que más tarde presentaba a sus compañeros de clase en su escuela de Brooklyn. Aunque fue uno de sus pasatiempos preferidos, con el paso de los años aquel muchacho […]

A comienzos de la década de los 50, un jovencito neoyorquino, llamado Allan Stewart Konigsberg, pasaba gran parte de su tiempo libre practicando trucos de magia que más tarde presentaba a sus compañeros de clase en su escuela de Brooklyn. Aunque fue uno de sus pasatiempos preferidos, con el paso de los años aquel muchacho se convirtió en uno de los guionistas y directores claves de la industria del cine estadounidense y se desvanecieron sus sueños de ser un mago profesional. Pero Woody Allen, el nombre con que ese chico se hizo conocido profesionalmente, nunca olvidó por completo aquellas ambiciones y en varias de sus películas la magia ha estado presente.

Títulos como Alice (1990), La maldición del escorpión de jade (2001) y Scoop (2007) son ejemplos de la aparición de hechizos, hipnotistas y prestidigitadores de las más diversas especies. Un grupo al que ahora se suma Magia a la luz de la luna (2014), realización donde el director abandona el drama de su cinta anterior, Blue Jasmine (2013), para pasar a la comedia romántica y mostrar la historia de un famoso mago decidido a desenmascarar a una chica con supuestos poderes de clarividencia.

El es Stanley Crawford (Colin Firth), un racional y apático inglés que se ha hecho famoso encarnando a Wei Ling Soo, un mago chino, y que luego de uno de sus aplaudidos shows en Berlín recibe la visita de un antiguo amigo y colega, Howard Burkan (Simon McBurney), quien le pide ayuda con una familia estadounidense que ha sido “hechizada” por Sophie Baker (Emma Stone), una jovencita que puede hablar con los muertos y recibe “vibraciones” que le permiten conocer el pasado de las personas.

Decididos a desenmascararla, Crawford -quien ahora se hará pasar por un comerciante de apellido Taplinger- y Burkan llegan a la mansión que la adinerada familia Catledge posee en la Costa Azul francesa, donde Sophie ha encantado tanto a la matriarca, Grace (Jacki Weaver), como a su hijo, Brice (Hamish Linklater), quien le da serenatas con un ukelele para que Emma acepte ser su esposa. Pero el irónico inglés no cuenta con que la chica no sólo sea hermosa, sino que también conozca detalles de su existencia que sólo él sabe. Un don que no sólo nubla su habitual raciocinio y además despierta en él un sentimiento aún más profundo que sólo puede comparar con algún tipo de magia.

Una historia simple, que no adquiere nunca el vuelo de las grandes realizaciones de su director, como la mencionada Blue Jasmine o el clásico Annie Hall (1977), pero que permite disfrutar de buenas actuaciones -en especial la de Stone como la dotada Sophie- y la fotografía del iraní Darius Khondji, quien logra dotar de magia el ambiente y hacer de la Riviera gala el lugar donde todos soñamos vacacionar. Buen cine para una tarde estival, pero que pasará a la historia sólo como una película más dentro de la abultada lista de realizaciones de Allen.

TÍtulo original: Magic in the Moonlight
Dirección: Woody Allen
Actores: Colin Firth, Emma Stone, Marcia Gay Harden
Calificación: Para todo espectador

Etiquetas

RECOMENDAMOS