Ya desde su celebrada ópera prima (Girlfight, 2000), la guionista y directora neoyorquina Karyn Kusama ha tenido entre sus sellos la estilización del relato y la construcción de protagónicos femeninos fuertes.

Ahora, si en su debut hizo un casting para terminar escogiendo a la nóvel Michelle Rodríguez, ahora la producción apostó de inmediato por una consagrada como Nicole Kidman, que ya está nominada al Globo de Oro por un rol de alto octanaje emocional.

La australiana encarna a Erin Bell, detective de la policía de Los Ángeles, cuyo rostro ajado da una idea de los padecimientos vividos en tan rudo oficio.

El espectador, en al arranque, no tendrá cómo saber de qué va todo, pero las piezas se irán uniendo con el avanzar del metraje. En especial, después de que Erin reciba un billete marcado que la obliga a reconstruir una vieja historia en cuyo centro está Silas (Toby Kebbell), un pandillero sin dios ni ley al que conoció cuando hacía de agente encubierta.

Como thriller, quizá Destrucción se pase un par de pueblos en la escenificación y en los alcances morales de la intriga. Pero algo hay en su mirada, y en la propia Nicole Kidman, en quien asoma esa chiquilla que cautivó a las audiencias a fines de los 80 y que no ha dejado de hacerlo desde entonces.

DIRECCIÓN: Karyn Kusama
PROTAGONISTAS: Nicole Kidman, Toby Kebbell, Tatiana Maslany
GÉNERO: Policial/Thriller
EDAD: Mayores de 14 años