Antes de comenzar a hablar sobre esta película es necesario aclarar que no se trata de una cinta de terror, sino más bien de un thriller con cuotas de horror, donde la demencia humana demuestra ser peor que los sucesos o entes paranormales.
Su relato nos presenta a Rose (Nicola Harrison) y sus cuatro hijos, Jack (George MacKay), Billy (Charlie Heaton), Jane (Mia Goth) y Sam (Matthew Stagg), cuando arriban desde Gran Bretaña a Estados Unidos, específicamente a la casa Marrowbone en un sector rural de Nueva Inglaterra, donde ella creció y a la que no ha vuelto en 30 años.
El abandono de la casona no es impedimento para que el grupo, que ha dejado atrás su antiguo apellido y se ha rebautizado como Marrowbone, haga de ésta su hogar y el símbolo de su nueva vida, lejos de un traumático pasado.
Pero las risas de los primeros días del verano, además de la amistad que entablan con la joven Allie (Anya Taylor-Joy), pronto se ven opacadas por la grave enfermedad de Rose, quien fallece poco después de hacer jurar a sus hijos que no dirán nada sobre su muerte antes de que el mayor de ellos, Jack, cumpla 21 años de edad y pueda convertirse legalmente en su tutor.
Seis meses más tarde, los chicos parecen llevar una apacible existencia, donde sobreviven gracias a los alimentos y objetos de primera necesidad que obtienen al vender los panes caseros de Jane en el poblado local.
Pero las visitas del joven abogado a cargo de los papeles de la propiedad Marrowbone, junto a una extraña presencia que parece acecharlos desde el desván -y los ha hecho deshacerse de todos los espejos del lugar-, rompen la calma y encaminan el relato a una serie de inquietantes sucesos y revelaciones.
DIRECCIÓN: Sergio G. Sánchez
PROTAGONISTAS: George MacKay, Anya Taylor-Joy, Charlie Heaton, Mia Goth
EDAD: Para mayores de 14 años