Ha pasado una década del estreno de Madagascar, aquella aventura de un grupo de animales que se enfrentan por primera vez al mundo exterior, tras dejar accidentadamente el zoológico en que viven. Como todo éxito animado, los coletazos fueron varios: dos secuelas y una serie animada centrada en los cuatro sagaces pingüinos. Una decisión justa, porque el grupo conformado por Skipper, Kowalski, Rico y Cabo, es de lo más entrañable de todas las historias gracias a sus personalidades que derivan en un humor alocado y veloz.
Conscientes del encanto, los estudios Dreamworks lanzan ahora un filme centrado sólo en en estos expertos en enfrentar cualquier contratiempo. Pingüinos de Madagascar parte revelando el origen de las antárticas aves. Así, vemos que desde que quiebran el cascarón buscan diferenciarse del resto y se rehúsan a marchar con el resto.
La vida sigue, crecen y las aventuras aparecen. Es cuando la película presenta al villano de turno: el pulpo Dave, quien busca destruir al mundo tal como lo conocemos. Para enfrentarlo, los pingüinos tendrán que asociarse con la organización secreta “Ráfaga Polar”, compuesta por un lobo, un oso polar, una foca y una lechuza.
La unión hará la fuerza, tanto en la aventura como el humor de la cinta. Siempre con la mirada puesta en los niños más pequeños, Pingüinos de Madagascar podrá por momentos parecer muy básica para los padres acompañantes, pero su arsenal de chistes y su pulso intenso de inicio a fin, la convierten igual en una recomendable alternativa familiar.
Título original: Pinguins of Madagascar
Dirección: Eric Darnell y Simon J. Smith
Calificación: Para todo espectador