Por Lya Rosén D.
Desde su debut en los largometrajes con Toy story (1995), Pixar marcó un referente en lo que se refiere a la animación cinematográfica. Una marca indeleble caracterizada por el uso de los computadores -y el programa que ellos mismos idearon, bautizado RenderMan- y una singular galería de personajes que captó las miradas y pensamientos del público con juguetes que hablan, ratones cocineros y robots enamorados, entre otros.
Y en la búsqueda de nuevos horizontes animados, Pete Docter (quien estuvo tras las aplaudidas Monsters Inc. y Up: una aventura de altura) se unió al guionista y también director Ronaldo del Carmen para explorar dentro de la mente humana y las emociones que cobija. Una apuesta arriesgada que en sus manos se convierte en una colorida, entretenida y emotiva aventura que tiene como escenario la cabeza de una niña de 11 años llamada Riley.
Así, se es testigo de cómo dentro de su mente conviven Felicidad, Temor, Desagrado, Furia y Tristeza, emociones que desde los cuarteles generales del cerebro se encargan de controlar las reacciones de la chica. Su calmada existencia en Minnesota queda atrás cuando su padre acepta un nuevo trabajo y la familia se muda a San Francisco, alejándola de sus amigos y del hockey.
De manera paralela, un accidente provoca que Felicidad y Tristeza sean expulsadas del centro de control cerebral y deambulen por la memoria a largo plazo o el lugar donde nacen los sueños -que es representado como un estudio fílmico-, dejando a las otras emociones a cargo. Esto trae consecuencias inesperadas para Riley, como ponerse repentinamente a llorar frente a sus nuevos compañeros de colegio. Será el inicio de su complicado paso a la adultez.
Título original: Inside Out
Dirección: Pete Docter, Ronaldo del Carmen
Actores: Voces de Amy Poehler, Bill Hader, Lewis Black, Phyllis Smith, Mindy Kaling
Calificación: Para todo espectador.