Por: Damaris Torres Fecha:2 May 2019

La encantadora tetería con vista a un azul lago de la Patagonia Argentina

La Casa del té Arrayán saca suspiros. Esto, porque es una casa de madera que está en la ladera de un cerro y que mira -desde todas sus ventanas- a un hermoso y azul lago patagónico que colinda con Puerto Fuy, en Panguipulli.

A tres kilómetros de San Martín de los Andes se encuentra uno de los lugares más encantadores de esta ciudad, la Casa del té Arrayán.

Es una de madera de ciprés emplazada en la ladera de un antiguo camino de montaña que va hacia Bariloche, en Argentina, y que se destaca porque desde su terraza y ventanas mirarás al azul y enorme lago Lácar, ese de la Patagonia que colinda con Puerto Fuy en Panguipulli, Chile.

Para llegar hasta allá lo puedes hacer en auto o caminando a modo de trekking. Es un circuito fácil que, además, tiene varios miradores donde sentarte a contemplar la ciudad, el bosque autóctono y el lago (si es que no está lloviendo).

Apenas llegues sentirás la comodidad de este local amoblado con mesas de madera y sofás bien abrigados por una chimenea que se instaló para su inauguración en 1936, de la mano de la inglesa Renée Dickinson, quien se enamoró de este lugar por sus impresionantes vistas a la cordillera de los Andes.

Fue tanto el impacto que generó en ella estos paisajes, que quiso instalarse con un salón de té, de esos populares en su país y, desde esa época, sigue conquistando comensales por su variedad y por sus sabrosos platos cocinados a leña.

¿Qué probar en Casa del té Arrayán?

Por supuesto que uno de sus imperdibles es su variedad de 20 tés que elaboran ellos mismos con productos de la zona y que llegará a la mesa en una fuente para que las huelas antes de echar a la tetera y dejar reposar.

No te quedes sin probar el Rooibos chai que elaboran con canela, anís estrellado, jengibre, clavo de olor, pimienta rosa y perfume de vainilla. Es exquisito.

El Angélica también es una buena opción (todos los brebajes tienen nombre de mujer). Esto, porque es un té verde con flores de manzanilla, cáscara de limón, hojas de menta, coco y frutas.

Si prefieres uno con sabor más fuerte, tienes que degustar el Juana, que acá hacen con té negro mezclado con cacao, canela, cáscaras de naranja, pétalos de flores, vainilla y un sutil matiz de miel. No te arrepentirás de haberlo pedido.

Ojo, cada tetera cuesta 180 pesos argentinos, es decir $ 2.740 chilenos.

Para comer

Foto: Valentina Miranda Vega.

Cualquier té que te pidas, acompáñalo con sus platos dulces o salados que hace ahí la cocinera Gloria Figueroa.

Por ejemplo, pide su inigualable torre de tres pisos con scones, esos panecillos redondos y dulces con queso de crema y jaleas regionales caseras.

Además de brownies, queques, galletas caseras, alfajores de maicena, sanguchitos de distintos tipos, trozos de tortas de chocolate y pie de limón.

Lo puedes pedir para dos y saldrá 1.380 pesos argentinos ($ 20.000 chilenos) y para cuatro, 2.600 pesos argentinos ($ 39.000 chilenos) e incluye una tetera por persona.

Si quieres algo menos contundente, puedes pedir nueve tipos sándwiches, todos en crujientes y blanditos panes caseros y cocinados en horno de leña, como el “Arrayán”, con trucha ahumada que pescan en el mismo lago, queso azul y rúcula (380 pesos argentinos o $ 5.000 chilenos).